El género del terror aparece casi apenas nace el cine. Los hermanos Lumiére, George Meliés y Alice Guy filmaron películas en las que Mefistófeles, el diablo en general o Fausto estaban en el centro. También aparecería Frankenstein por primera vez ya en 1910.
Esta lista incluye solo películas disponibles en algún streaming (si no, habría incluido a Exterminio, de Danny Boyle, entre otras).
Hitchcock le confesó a François Truffaut (en “El cine según Hitchcock”, 1966), que esta película “es mi experiencia más apasionante como juego con el público. Con ‘Psycho’, dirigía a los espectadores exactamente igual que si tocara el órgano”.
“Mi principal satisfacción es que la película ha actuado sobre el público, y es lo que más me interesaba. En Psycho, el argumento me importa poco, los personajes me importan poco; lo que me importa es que la unión de los trozos del filme, la fotografía, la banda sonora y todo lo que es puramente técnico podían hacer gritar al público”.
Y le dice a Truffaut: “Usted sabe que el público intenta siempre anticiparse a la acción, adivinar lo que va a pasar, y le gusta decirse: ‘¡Ah!, ya sé lo que va a pasar ahora’. Por tanto no sólo hay que tener esto en cuenta, sino dirigir completamente los pensamientos del espectador”.
Más adelante agrega: “El público presta tal atención al diálogo que ya no piensa lo que hace la cámara. (…) Para mí era apasionante utilizar la cámara para engañar al público, desviando su atención”.
También le cuenta en ese libro-entrevista que “utilicé un equipo de televisión para rodar con mayor rapidez”.
No obstante, el rodaje de la clásica escena de la ducha “duró siete días y tuvimos que realizar setenta posiciones de cámara para obtener cuarenta y cinco segundos de película”. En total, la escena dura 3 minutos e incluye 50 planos.
En ella usó una doble, y no a Janet Leigh, de quien solo se ven “las manos, los hombros y la cabeza”.
“Todo el resto está hecho con la modelo. Naturalmente, el cuchillo no toca jamás el cuerpo, todo está hecho en el montaje”.
“En un film de este género, la cámara es la que hace todo el trabajo”. Y como le hace notar a Truffaut, se trata de una película muda en un 50%.
En otro libro, Hitchcock abunda: “Filmé Psicosis en blanco y negro por una sola razón: el flujo de la sangre en el desagüe. Sabía que si la película se hiciera en color, esa escena resultaría bastante repulsiva”.
Y agrega: “La violencia explícita nunca llega a ser tan buena como la violencia que pueden imaginar las personas. (…) El cuchillo sube y baja. Nosotros (los espectadores) completamos las puñaladas. Nunca las vemos. Completamos los detalles de la violencia basándonos en nuestros recuerdos”.
Como dice el maestro, la historia de la película se puede resumir en unas cuantas líneas: Marion Crane (Janet Leigh), a quien vemos mantener un encuentro con su amante, roba US$40 mil a su jefe en la inmobiliaria donde trabaja. Toma su auto y emprende una huida sin destino claro. Se detiene en un Motel junto a una carretera perdida, que administra Norman Bates (Anthony Perkins), un hombre que vive solo con su madre.
El guión de Joseph Stefano se basó en la novela homónima de Robert Bloch, quien se inspiró en los crímenes de Ed Gein, un asesino en serie de Wisconsin.
La música es de Bernard Herrmann, el compositor preferido de Hitchcock. La película obtuvo 4 candidaturas al Oscar, incluyendo mejor director. El diseño del Motel está inspirado en el cuadro “House by the railroad” de Edward Hopper.
Psycho/ Psicosis
Dirección: Alfred Hitchcock
Guion: Joseph Stefano. Novela: Robert Bloch
Música: Bernard Herrmann
Reparto: Janet Leigh, Anthony Perkins, Vera Miles, John Gavin, Martin Balsam
EE.UU., 1960
Duración: 109 min.
Melanie, una bella joven de la alta sociedad de San Francisco, conoce casualmente en una pajarería al abogado Mitch Brenner, que ha ido a comprar un regalo de cumpleaños para su hermana Kathy.
Como Mitch no encuentra las aves que buscaba, al día siguiente Melanie decide llevárselas a Bodega Bay, un pueblito costero al que cruza en un bote a motor. Cuando está llegando y él la mira sonriente, una gaviota la ataca, dejándole la frente sangrando. Sorprendido y sin una explicación plausible, la recibe, y la lleva a la casa de su madre, quien vive junto a su hija pequeña y se olvidan del incidente.
Nuevamente Hitchcock introduce un elemento extraño en un medio cotidiano y apacible, como es aquel encantador lugar, rodeado de playas y mar, donde todos se conocen.
Y aquellas aves que provocarán el caos y el terror son pájaros comunes y corrientes, aquellos con los que los habitantes de Bodega Bay conviven diariamente.
Toda la acción ocurre en dos días, mientras los pájaros se vuelven cada vez más violentos y más numerosos. Y así como se transformaron en animales salvajes, al concluir ese plazo, vuelven a la normalidad.
En ese breve período —por ese elemento “arbitrario” que altera la realidad— han ocurrido hechos dramáticos y trascendentes, que han alterado la plana y casi aburrida realidad de esa pequeña comunidad para siempre.
Basado en una novela corta de Daphne Du Maurier.
The Birds
Dirección: Alfred Hitchcock
Guion: Evan Hunter. Relato: Daphne Du Maurier
Música: Bernard Herrmann
Fotografía: Robert Burks
Reparto: Tippi Hedren, Rod Taylor, Jessica Tandy, Veronica Cartwright, Peter Bogdanovich, Evan Hunter
EE.UU., 1963
Duración: 115 min.
Basada en la novela de Stephen King, quien ha dado abundante material para el cine (sobre todo de Terror) hasta el día de hoy.
Jack Torrance (J. Nicholson) es un escritor que está pasando por un bloqueo creativo. Pensando en que lo ayudará a salir de él, acepta trasladarse con su mujer, Wendy, y su pequeño hijo Danny a un inmenso y aislado hotel para trabajar como cuidador. Es invierno y no hay huéspedes.
Es Danny quien empieza a percibir algo extraño, mientras juega en los largos pasillos del Hotel Overlock. Paulatinamente las fuerzas oscuras que al principio son apenas perceptibles se hacen notar. En el Overlock hay un pasado de violencia y destrucción.
Jack comienza a perder el juicio progresivamente y se convierte en un psicópata violento dispuesto a asesinar a su familia. Solo Danny, que tiene un don conocido como “el Resplandor” podría impedirlo.
El gran Stanley Kubrick era un director perfeccionista hasta la obsesión. Y quien padeció mayormente esta característica fue Shelley Duvall: la hizo repetir más de 40 veces la famosa escena en la que Wendy se defiende de Jack con un bate de béisbol.
Esta película ha ido creciendo a medida que pasa el tiempo. Entre las numerosas escenas icónicas que la han hecho inolvidable está el río de sangre que de pronto brota del ascensor; el abrazo en el baño a una mujer desnuda (no digo más por si no la han visto); las gemelas que se le aparecen a Danny cuando él circula en triciclo por los pasillos y lo invitan a jugar con ellas; Jack escribiendo afanado hasta que Wendy descubre que en los cientos de páginas hay solo una frase; y por cierto, Jack, con un hacha en la mano persiguiendo a Wendy y atravesando la puerta con su rostro desquiciado.
¡Espeluznante!
The Shining
Dirección: Stanley Kubrick
Guion: Stanley Kubrick, Diane Johnson
Novela: Stephen King
Música: Rachel Elkind, Wendy Carlos
Fotografía: John Alcott
Reparto: Jack Nicholson, Shelley Duvall, Danny Lloyd, Scatman Crothers, Barry Nelson, Philip Stone
Reino Unido, 1980
Duración: 146 min.
Los Woodhouse -Rosemary y su esposo Guy- se instalan en un departamento en Nueva York, frente a Central Park, sobre el cual, según un amigo, pesa una maldición.
En el edificio entablan amistad con Minnie y Roman Castevet, unos vecinos muy atentos a la vez que entrometidos y algo excéntricos.
Cuando Rosemary queda embarazada, empieza a sospechar que su embarazo no es normal. Cree haber hecho el amor con una extraña criatura que le ha dejado el cuerpo lleno de marcas.
Lo interesante de esta película es que instala un terror difuso en un cotidiano doméstico, que se nos llena de incertidumbre, a través de recursos de guion muy bien pensados, incluida la música. Llena de imágenes sugerentes y elocuentes, la película transcurre en una “normalidad” que hace que lo terrorífico suceda más bien en la mente del espectador. Por cierto, hay escenas (como la pesadilla de Rosemary) que aportan lo suyo.
Rosemary’s Baby
Dirección y guion: Roman Polanski
Novela: Ira Levin
Música: Christopher Komeda
Fotografía: William A. Fraker
Reparto: Mia Farrow, John Cassavetes, Ruth Gordon, Ralph Bellamy, Sidney Blackmer, Maurice Evans, Victoria Vetri, Patsy Kelly
EE.UU., 1968
Duración: 136 min.
Esta película me dejó ¡aterrorizada! por varias semanas.
Esta película me dejó ¡aterrorizada! por varias semanas. Chris (Ellen Burstyn), una exitosa actriz, se instala en una casa en Georgetown con su hija Blair, de 12 años. La chica muestra algunas conductas extrañas que su madre atribuye a su edad. Pero prontamente el asunto pasa a mayores: Blair se muestra errática y evidencia cambios drásticos de actitudes.
Chris acude a médicos, quienes someten a Blair a diversas pruebas, sin que ninguna arroje resultados. Finalmente uno de los doctores le recomienda un exorcismo. Aunque ninguna de las dos profesa ninguna creencia, la madre acude al padre Karras, un sacerdote y siquiatra de un Monasterio jesuita.
Algo escéptico, al principio Karras tiende a pensar en un cuadro psicótico. Hasta que escucha una grabación.
Allí entra el padre Merrin, enviado por la Iglesia, un personaje que había aparecido en las primeras secuencias de la película, en otra situación.
Hay escenas verdaderamente ¡terroríficas!
Adaptación de la novela best-seller de William Peter Blatty, quien dijo haberse inspirado en un hecho verídico: un supuesto exorcismo ocurrido en Washington en 1949.
Una de las tantas películas que siguieron los pasos del filme de Friedkin es El Exorcismo de Emily Rose (2005, en HBO Max), una espeluznante historia que parte como un caso judicial. (Si la ven,
nunca podrán despertarse en paz si ven que el reloj marca las 3 de la madrugada).
The Exorcist
Dirección: William Friedkin
Guion: William Peter Blatty
Música: Jack Nitzsche
Fotografía: Owen Roizman
Reparto: Linda Blair, Max von Sydow, Ellen Burstyn, Jason Miller, Lee J. Cobb, Kitty Winn
EE.UU., 1973
Duración: 121 min.
Al final de la II Guerra Mundial, Grace (Nicole Kidman) vive con sus hijos en un enorme caserón, esperando el regreso de su marido después de la contienda. Su día a día consiste en cuidar de sus pequeños, aquejados por una extraña enfermedad que no les permite entrar en contacto con la luz solar.
Los sirvientes que ha contratado deben aprender la regla básica de la casa: nunca se abrirá una puerta si no se ha cerrado previamente la anterior.
Poco después de la llegada de los nuevos mayordomos, la casa empezará a sufrir inexplicables fenómenos que hará tambalear y cuestionarse el extraño sistema de vida de la casona.
La idea tras este guion es una genialidad por cuanto hace replantearse al espectador qué es lo real y qué hay tras el espejo (parafraseando a C.S.Lewis), subvirtiendo cualquier orden que se había organizado en nuestras cabezas.
En esta lista también deberían estar las dos primeras películas de Amenábar: Tesis (1996, en Prime Video), una sorprendente e inquietante película sobre lo que se conoció como “snuff movie” (audiovisual en el que se muestra una tortura real), con Ana Torrent; y Abre los Ojos (1997), con Eduardo Noriega y Penélope Cruz, otra historia incómoda y tensa, con mucho de onírico/pesadillesco, sobre un atractivo sujeto cuyo rostro queda deformado tras un accidente.
Los Otros ganó 8 premios Goya, incluida mejor película y mejor director.
Los Otros/ The Others
Dirección y guion: Alejandro Amenábar
Música: Alejandro Amenábar
Fotografía: Javier Aguirresarobe
Reparto: Nicole Kidman, Fionnula Flanagan, Christopher Eccleston, Alakina Mann, James Bentley, Eric Sykes
España, 2001
Duración: 104 min.
Malcolm Crowe (Bruce Willis) es un psicólogo infantil de reconocido prestigio. Una noche, cuando está en casa con su esposa celebrando un premio recién recibido, siente ruido en el segundo piso. Al subir a la habitación apenas iluminada se encuentra de súbito con un antiguo paciente, ya adulto, lloroso y totalmente trastornado. El hombre hiere a Malcolm y posteriormente se suicida.
Un año después (elipsis mediante), encontramos a Crowe solo, sentado en un banco. En paralelo, la cámara se adentra en el hogar de Cole Seares, un niño de 8 años, que vive con su madre. Cole pasa sus días y sobre todo sus noches aterrorizado, presa de la angustia; incluso duerme lo más guarecido posible dentro de una carpa que ha instalado en su casa. La madre ya no sabe qué hacer por él. Hasta que Crowe empieza a atenderlo.
Si hay frases de películas que han permanecido en el imaginario colectivo es aquella confesión que Cole le hace, susurrando y tembloroso, a Crowe: “I see dead people”.
La tensión (por momentos insoportable), el suspenso y el drama sicológico se van instalando en la película de tal modo que es imposible sustraerse a tantas emociones. El rol de Toni Colette, enternecedor.
Un apunte: hay quienes consideran que el “giro” de guion (por llamarlo así) es más bien tramposo. A mí me parece una ingeniosa manera de jugar con las convenciones cinematográficas, es decir, con aquello que los espectadores “sabemos” que es así porque es algo que “acordamos” o “aceptamos”. Por ejemplo: las elipsis.
En este caso, hay un salto temporal de un año entre que hieren a Crowe (Bruce Willis) y luego lo encontramos sentado en un banco. Como hemos visto cine, los espectadores “entendemos” que lo que ha ocurrido durante ese año es la estadía en el hospital de Crowe y su lenta recuperación y no se incluye porque no aporta a la historia.
No digo más por si no han visto la película.
The Sixth Sense
Dirección y guion: M. Night Shyamalan
Música: James Newton Howard
Fotografía: Tak Fujimoto
Reparto: Haley Joel Osment, Bruce Willis, Toni Collette, Olivia Williams, Trevor Morgan, Donnie Wahlberg, Peter Tambakis
EE.UU., 1999
Duración: 107 min.
Una sátira aguda y retorcida, en sus precisos y directos 104 minutos de duración, Huye se prodiga en escenas cargadas de sutil ironía, en las que se alternan la cotidianidad y el terror, el suspenso y el humor, lo fantástico con lo real.
La inquietante canción de Flanagan Allen, “Run Rabbit Run”, acompaña la secuencia con que la película comienza.
Tras esa breve introducción, se nos abre el luminoso día en el departamento, muy de diseño, del fotógrafo Chris Washington (Daniel Kaluuya ). El es afroamericano y su bella novia blanca, Rose (Allison Williams ), está en una panadería eligiendo el desayuno.
La pareja prepara maletas: pasarán el fin de semana en la finca de los padres de Rose, quien quiere presentarles a su novio.
A Chris le preocupa que ella no les haya advertido previamente sobre el detalle del color de su piel. Rose se ríe: “¡No son racistas!”. Y lo tranquiliza con chistes de su padre y Obama. Inevitable referencia a Adivina quién viene a cenar (Stanley Kramer, 1967).
Antes de partir, Chris le pide a su amigo Rod (LidRel Howery ), un cómico y bonachón agente de seguridad de Administración del Aeropuerto, TSA, que cuide a su perro. Rod tiene la cabeza llena de risibles paranoias y no le parece nada bien esta incursión de Chris al mundo de los blancos.
Junto con iniciarse el viaje la historia comienza a caminar, muy de a poco, por senderos inquietantes. Un pequeño accidente carretero, la sangre de un animal atropellado, un policía no muy amistoso; nada más.
La gran casa de los Armitage, frente a un bosque y un hermoso lago, es tan acogedora como lo son Dean (Bradley Whitford ) y Missy (Katherine Keener), los padres de Rose. Él, neurocirujano; ella, siquiatra.
De allí en adelante el relato se va adentrando de a poco pero a tranco firme por los terrenos del suspenso, el misterio, el thriller y el terror.
Todo ello sin que este escenario de plácida normalidad (aparente) varíe. Solo que a Chris, observador y voyeurista como el fotógrafo que es, no se le escapa detalle.
Un guion que exuda una inteligente crítica social: en ese mundo, aparentemente “progresista”, la hipocresía y el racismo tienen otra cara, mucho más sofisticada y sutil.
Porque los mezquinos límites de la tolerancia y la corrección política sirven muy bien para ocultar o disfrazar lo inaceptable socialmente.
Get out
Director y guion: Jordan Peele
Música: Michael Abels
Fotografía: Toby Oliver
Reparto: Daniel Kaluuya, Bradley Whitford, Allison Williams, Catherine Keener
EE.UU., 2017
Duración: 103 min.
Muy buena mezcla de thriller de suspenso, terror y humor. Y sí, se han hecho montón de películas de muñecas malvadas, poseídas por espíritus malignos de diverso origen. Pero precisamente lo que tiene M3GAN es que no recurre al innombrable para poner al centro un
juguete que termina siendo escalofriante: ¡para eso tenemos suficiente tecnología!
La película parte con un spot publicitario que arranca carcajadas (por lo reconocible). Y luego, de lleno, a lo que vamos: Gemma (Allison Williams, Get Out), una brillante ingeniera de robótica, diseñadora tech, está concentrada junto a sus colegas en la súper empresa de juguetes electrónicos para la que trabaja, pensando en un invento que los haga remontar frente a la competencia.
Una llamada urgente la hace volar a Ontario: su hermana junto a su marido han muerto en un accidente de auto y debe hacerse cargo de su pequeña sobrina, Cady, de 8 años.
Una vez en casa, un lugar donde todo es manejado por I.A., no sabe cómo compatibilizar su repentino rol de madre con las exigencias de su empresa. Pero justo gracias a un comentario dicho al pasar por su compungida sobrina redescubre el proyecto con que se graduó: un robot que tiene en casa cubierto y medio abandonado.
Con esa idea de base, ella y sus colegas crean a M3GAN, una muñeca programada con elaborados y cuidadosos sistemas que incluyen percepción de emociones y capacidad de evolución.
Está diseñada para proteger a su dueña. Así, mientras terminan con su período beta (de prueba) M3GAN se convierte en la amiga, niñera y acompañante de Cady.
El director maneja con tal destreza el suspenso que la intensidad creciente pasa inadvertida. Y no abandona el humor hasta que el asunto se pone castaño oscuro. Antes de la hora, uno ya ha pegado su primer salto en el asiento.
Este Frankenstein bello, de larga melena rubia y de aspecto infantil es siglo XXI: fíjese no más hasta qué punto nuestros inventos (ahora y siempre) se nos escapan de control, aún si se trata de un avezado grupo de ingenieros de robótica.
Ese último primer plano de la escena final, perfecto.
M3GAN
Dirección: Gerard Johnstone
Guion: Akela Cooper. Historia: Akela Cooper, James Wan
Música: Anthony Willis
Fotografía: Peter McCaffrey, Simon Raby
Reparto: Allison Williams, Violet McGraw, Ronny Chieng, Brian Jordan
Alvarez, Jen Van Epps, Arlo Green, Michael Saccente, Amie Donald
EE.UU., 2022
Duración: 102 min.
Muy entretenido thriller de alta tensión, visualmente espectacular. Todo perfectamente engarzado en un guion preciso, en el que cabe el humor, también la violencia, pero nunca el gore, y que desgrana una acción frenética que Sang-ho maneja con mano diestra.
La pequeña Soo-ahn vive en Seúl con su abuela y con su padre, Sok-woo, un joven y rico gestor de inversiones, dedicado cien por ciento a su rentable negocio. A él no le queda tiempo para su hija. Probablemente por ello, Soo-ahn está empeñada en viajar a Busan —distante a 442 kms de Seúl— a ver a su madre.
Cuando se convence que la niña está decidida a hacer el viaje sola, el hombre se resigna a subir con ella al tren de alta velocidad que va de Seúl a Busan.
En la mañana, en la estación, ensimismados cada uno en lo suyo, los pasajeros se suben al tren sin prestar atención a lo que ocurre en el mismo andén, a centímetros de sus narices y que los espectadores observamos a través de las ventanillas.
Lo que sucede afuera es aterrador. Pero no se enteran hasta que el tren inicia su marcha y la pesadilla de afuera entra en uno de los vagones, en la forma de una chica contagiada por un virus que convierte a una persona, en segundos, en un rabioso zombie (¿o vampiro?). Recién miran hacia afuera y ven a cientos de “ex-humanos” corriendo tras el tren dejando manchas de sangre en los vidrios.
De allí en adelante todo es impredecible: el espectador sabe tanto como estos viajeros, que se van enterando por la televisión de la magnitud del desastre. Y como es un tren de muchos carros, cada grupo estará desprevenido frente a una amenaza que no deja tiempo para reaccionar.
Busanhaeng/ Tren a Busan/ Estación Zombie
Director: Yeon Sang-ho
Guion: Yeon Sang-ho y Park Joo-suk
Música: Young-gyu Jang
Fotografía: Lee Hyung-deok
Elenco: Gong Yoo, Jung Yu-mi, Ma Dong-seok y Kim Eui-sung
Corea del Sur, 2016
Duración: 118 min.
La radio informa de un brote de un virus similar a la rabia, mientras una familia intenta huir del caos y de unos furiosos y ágiles sujetos que atacan a quienes se les cruzan por delante, esparciendo a la velocidad de la luz su virus.
En unos pocos minutos, Guerra Mundial Z se mete derecho en esta historia apocalíptica que mezcla zombies (de nuevo pregunto ¿o vampiros?), suspenso y acción en una sucesión trepidante y bien graduada de peligros, dificultades, catástrofes, logros y derrotas. (Y claro ¡muchos muertos!).
En medio de todo esté el personaje de Brad Pitt, que no es ni un biólogo ni un experto en ciencia alguna, sino más bien un tipo habituado a las soluciones extremas, que debe resolver un rompecabezas del que no tiene ni una sola pieza para empezar. Y hacerlo a mayor velocidad que los zombies y su facilidad de propagación.
Guerra Mundial Z
Dirección: Marc Forster
Guion: Matthew Michael Carnahan, Drew Goddard, Damon Lindelof. Novela: Max Brooks. Historia: Matthew Michael Carnahan, J. Michael Straczynski
Música: Marco Beltrami
Fotografía: Ben Seresin, Robert Richardson
Reparto: Brad Pitt, Mireille Enos, Daniella Kertesz, David Morse, Matthew Fox, Eric West, James Badge Dale
EE.UU., 2013
Duración: 116 min.
Esta historia comienza in media res.
En algún lugar semi rural de EE.UU. una familia con tres hijos ha conseguido sobrevivir a una extraña invasión de gigantescas aves extraterrestres. Lo han logrado en parte gracias a que han detectado cuáles son sus vulnerabilidades. Pero como de algún modo deben acercarse a lo que queda de la farmacia destrozada del pueblo, una devastadora escena del comienzo nos muestra el grave peligro al que se exponen.
Semi fondeados en un sótano, intentan comunicarse vía radio onda corta, para saber qué ocurre en otros lados. Además, la familia domina el lenguaje de señas. Todo ello es una ventaja porque la debilidad de los atacantes es su oído.
Aunque es cierto que tiene ciertos elementos de terror, siempre se incluye en estos listados más que nada porque va de Halloween. Pero yo amo esta película porque es genial, entrañable y porque está traspasada de humor y amor.
La técnica del stop-motion tuvo su cumbre en este poema ilustrado que Burton dibujó y creó, bajo el alero de la compañía Disney, cuando trabajaba allí.
La música de Danny Elfman, creada en la más fina sintonía con el espíritu y la atmósfera de la historia, ha sido clave en esta verdadera devoción que despierta la película que, mal que mal, es… un musical.
Cada secuencia narrativa ofrece todas las lecturas posibles porque deja un generoso espacio a la imaginación de cada quien. Y aunque a ese respecto la libertad es total, lo que sí hay que advertir es que esta historia NO es Halloween vs. Navidad, aunque eso parece. En este universo los seres no se dividen en buenos y malos, en normales y anormales, o en ganadores y perdedores. Y, curiosamente, eso la hace más real y cercana.
Nightmare before Christmas
Dirección: Henry Selick
Guion: Caroline Thompson, Michael McDowell. Historia: Tim Burton
Música: Danny Elfman
Fotografía: Animación, Pete Kozachik
Animación
EE.UU., 2006
Duración: 75 min.
Estructurada como un falso documental, esta vertiginosa película (basada en hechos reales) se introduce en el complejo tema de la crisis de los opioides y el fentanilo, en el resbaloso mundo de la “medicina corporativa” y las farmacéuticas en EE.UU. Dicho de otro modo, la medicina como un negocio, sin ética ni escrúpulos.
El foco está puesto en Liza Drake (¡extraordinaria Emily Blunt!), una mujer cuya vida es un literal desparramo: tiene a su cargo un hijo producto de un matrimonio ya pasado, vive en el garage que le presta la hermana y se gana algunos pesos haciendo de stripper en un local muy poco glamoroso. Allí conoce a Pete Brenner (Chris Evans) que trabaja en una decadente y arruinada empresa dedicada a la venta de fármacos.
Liza habrá hecho de su vida un desastre pero es ambiciosa y astuta a niveles superlativos. Lo que sigue es el fulgurante ascenso de Liza, Pete y el desquiciado Director de la empresa, el Dr Neel (Andy García) en un baile de millones de dólares obtenidos gracias al ingenio carente de cualquier idea de ética de Liza.
Y luego el descenso a los infiernos que les tiene destinado la justicia, noticia con la que abre la película. En este tobogán de emociones, ascensos, caídas, redención, es que se sube el espectador.
Muy logrado este mix de lo delirante, lo miserable, el lujo, la decadencia, lo demencial en este cóctel de codicia, necesidad de reconocimiento y ausencia de brújula vital.
Pain Hustlers
Dirección: David Yates
Guion: Wells Tower. Libro: Evan Hughes
Música: James Newton Howard, Michael Dean Parsons
Fotografía: George Richmond
Reparto: Emily Blunt, Chris Evans, Catherine O’Hara, Andy García
Chloe Coleman, Jay Duplass, Brian d’Arcy James
EE.UU.,2023
Duración: 122 min.
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La primera intervención del gobierno no solo fue ciega a lo sucedido en la Cámara sino que estuvo caracterizada por una serie de errores técnicos que una reforma como esta no se puede permitir. Si en la Cámara se tramitó completamente sin ningún dato que sustentara la propuesta, en el Senado no se puede permitir […]
El Presidente ha enmudecido. Ni siquiera el formal pésame dirigido a su esposa e hijo de 6 años se ha escuchado. Si no se llega a la verdad, los autores del crimen se sentirán seguros y envalentonados para seguir operando en Chile, quizás ya no contra disidentes venezolanos sino contra periodistas, jueces, fiscales y políticos […]
Fue el diputado Gonzalo Winter quien planteó que el Gobierno de Gabriel Boric carece de una vocación de transformación cultural, sometiéndose a la lógica de los acuerdos. Poniendo nada más ni nada menos que a Javier Milei como referente de un modo de acción política que maximiza idearios. ¿Sorprenden las declaraciones de Winter? No. ¿Sorprende […]
Winter acierta en el diagnóstico, pero no en las causas ni en la responsabilidad que la retórica, de la que tanto abusan, juega en esta situación. Son ellos mismos, más que los medios de comunicación o los gremios, como sugiere el diputado, los responsables de su propio fracaso.
Se ha creado el vergonzoso precedente de que, en territorio chileno, todo es posible. Ello levanta una inmensa interrogante sobre la real capacidad del Estado para defender la soberanía nacional, garantizar la seguridad pública e imponer el respeto a la ley. Son demasiados los signos de vulnerabilidad de Chile.