Lucy Oporto y escándalo en Valparaíso: “A Jorge Sharp sólo le importa ganar, a costa de lo que sea y de quien sea”

La filósofa Lucy Oporto ha sido una de las voces más agudas y críticas para explicar el estallido social y sus consecuencias en el escenario nacional. No es complaciente: sus análisis tocan fibras sensibles. En esta entrevista, aborda la polémica presentación en Valparaíso del colectivo Las Indetectables. “Exhiben una abierta voluntad de envilecimiento, abyección, disolución, degradación y aniquilación escatológicas”, dice.

 -¿Qué significado tiene, en términos analíticos, el acto del colectivo Las Indetectables en Valparaíso ?

 -La bandera tiene un origen arcaico. El simbolismo del nivel determina su significado más profundo, dado que es alzada y puesta en una cúspide. Esto muestra una voluntad de situar el contenido de sus imágenes alegóricas por sobre el nivel normal. De ahí que sea considerada como expresión de victoria y autoafirmación.

También es símbolo de protección, concedida o implorada. Quien porta una bandera o un estandarte hace un llamamiento al cielo, creando así un vínculo entre lo alto y lo bajo, lo celestial y lo terrenal. Además, es símbolo de elevación espiritual, cuyo horizonte contemplativo es la participación en los secretos divinos.

Por último, la bandera en cuanto símbolo de protección también tiene un valor distintivo que identifica a un determinado grupo o comunidad, como en el caso presente: la bandera de una patria.

La “performance” presentada por Las Indetectables es exactamente lo contrario y la negación de esto. La acción, consistente en la exhibición pública de la extracción de una bandera chilena del ano de una de las participantes, reivindica una autocomplacencia narcisista y autorreferente en lo abyecto, inmundo y escatológico.

Una de sus integrantes realizó, hace un tiempo, las siguientes declaraciones: “no necesito que nadie me venga a liberar, (…) tampoco alguna ONG que desee humanizar nuestros instintos animales, el sexo descontrolado bajos los puentes del Mapocho o en el baño de las fiestas ‘kiltras’” (lun.com, 29. 8. 22).

A juzgar por sus declaraciones y acciones, Las Indetectables exhiben una abierta voluntad de envilecimiento, abyección, disolución, degradación y aniquilación escatológicas. SE PLACEN EN LA PUTREFACCIÓN Y LA MUERTE. No aportan nada, excepto una última imagen obscena de la crisis terminal en que se encuentra Chile. Son una variante asquerosa del lumpenfascismo y la instintividad sin espíritu, a los que ya me he referido, cuyo único horizonte es la extinción de lo humano, en favor de la psicopatía estructural actualmente en expansión, que amenaza con terminar en una guerra civil abierta.

Las Indetectables convierten la bandera chilena en excremento defecado o abortado, en vistas a la aniquilación y putrefacción total de Chile, en términos morales, espirituales y materiales. Y, peor aún, declarada y exhibida con una impudicia legitimada, puesto que nadie detuvo esta acción.

En las declaraciones de Las Indetectables, reaparece la imagen de los perros sin amo, los quiltros, en la línea del perro Negro Matapacos, el ídolo de la horda de perros, junto con una exaltación de los instintos animales unidos a una sexualidad degradada, excremencial, carente de elevación y espíritu, que reivindica la prostitución, la pornografía y la dominación. Ni amor, ni belleza, ni bondad, ni inocencia, ni erotismo. Sólo una muestra más, aunque extrema en su desenfado, de esta pendiente a la barbarie, el abismo, el Infierno y la disolución. Y a una putrefacción obscena, descarnada, enorme.

 -Uno de los dirigentes detrás del evento fue Jorge Sharp, pero dijo desconocer el contenido de ese acto específico. ¿Tiene responsabilidad?

 -Si Sharp es integrante del colectivo Apruebo Transformar, entonces sí tiene un grado de responsabilidad. Pero, en una entrevista reciente para la radio Bío Bío, realizó una defensa corporativa y políticamente correcta en cuanto Alcalde: señaló tres veces que aquél no había sido un acto municipal oficial, responsabilizando al productor del evento. Aun así, hizo el favor de pedir disculpas a la comunidad.

No obstante, hacia el final declaró que los hechos en cuestión no iban a cambiar el voto de nadie, aunque insistió en que había un aprovechamiento político por parte de partidarios del Rechazo. Y tuvo el descaro de apelar al caso de la joven trans indigente, asesinada y quemada en la avenida Francia de Valparaíso, el 2 de agosto pasado. Una absoluta tragedia, en relación con la cual, Ximena Torres Cautivo sostuvo: “Más allá de las declaraciones de las autoridades, la noche es más oscura en el patrimonio de la inhumanidad para los y las que viven en la calle” (eldinamo.cl, 9. 8. 22).

Al final de la entrevista, Sharp llamó a votar Apruebo. Sólo le importa ganar, a costa de lo que sea y de quien sea. No hay más, ni habrá más.

 -El productor artístico de la jornada, Nelson Rojas, también dijo ignorar el contenido. Y criticó a los medios por centrarse en la polémica y no en los otros números artísticos. “El arte muchas veces nos desordena, es mal portado e irreverente”, declaró.

 -La respuesta de Rojas es ambigua. Por un lado, reconoció su responsabilidad, pero, según él, la prensa y no el ignominioso episodio habría impedido apreciar a los artistas participantes, como Quilapayún, expuestos a ser nivelados con Las Indetectables.

La estructura de las respuestas de Rojas y Sharp tiene ciertas similitudes: piden disculpas cínicamente, pero no se hacen cargo de nada. Culpan a la prensa, como si nadie más hubiese sido testigo de los hechos. Y, a pesar de todo, siguen con su campaña y sus eslóganes. Al final, declara: “Aprobar para transformar también es transformar nuestra mirada sobre la realidad”. ¿Cómo supone él que se produciría dicha transformación, a partir de la extracción de la bandera chilena desde el ano de una de las participantes? Actúa como Sharp: sólo le interesa ganar, a costa de lo que sea y de quien sea.

 -Algunos han comparado esta “performance” con las que hacía Yeguas del Apocalipsis, con Pedro Lemebel y Francisco Casas. ¿Es una relación absurda?

 -No tiene sentido. No hay comparación. Es un insulto a la memoria de Lemebel, al trabajo de Yeguas del Apocalipsis y de Casas. Yo leía las crónicas de Lemebel a comienzos de la década de 1990, en la revista Página Abierta, sin saber quién era. Me impresionaban por su estilo formado, su irradiación, su capacidad para evocar vívidamente ambientes y situaciones. Sin duda era un alma sensible. Así lo muestra su homenaje póstumo a Gladys Marín, lleno de amor y delicadeza. O la devoción que demostraba hacia su madre. Tengo la impresión de que tenía nexos con el espíritu de un mundo popular extinguido.

El documental Lemebel (Chile, 2019), de Joanna Reposi Garibaldi, presenta un registro de las performances de Yeguas del Apocalipsis y Lemebel, recopilado en el curso de varios años por ella, incluso hasta su muerte. Es un trabajo elegante. Y no recuerdo que haya alguna escena que se acerque a la denigración programática de Las Indetectables.

En consecuencia, esa comparación está fuera de lugar. Es abusiva, oportunista y frívola. Y va en la misma línea de éste y otros colectivos: nivelar hacia abajo, hacia lo peor de lo peo

 -La gestión del evento fue de “Apruebo Transformar”, colectivo formado por ex constituyentes como Francisca Linconao y Eric Chinga, que plantean aprobar sin condiciones. ¿Por qué crees que esa corriente llega a ultrajar o despreciar símbolos patrios?

 -La degradación de los símbolos patrios también obedece aquí a un programa. Está en la línea de la escalada de la violencia desatada que comenzó en octubre de 2019, y en sintonía con la nueva Constitución, respecto de la plurinacionalidad y sus pretensiones refundacionales, aunque ya no sean declaradas abiertamente. Pero la historia de Chile sigue comenzando con colectivos como ése. Nada ha cambiado.

No obstante, el episodio de Las Indetectables en Valparaíso marca un hito en el marco del actual proceso de decadencia y anomia reinante en el país: es un final, en el sentido de que su único horizonte es la muerte, la putrefacción y la aniquilación como modo de existencia que se place en su propia sordidez y vacío carente de sentido.

Además, esto ocurre a pocos días del plebiscito de salida, en el contexto de otros hechos significativos o violentos: la detención de Llaitul, la revelación de oscuros nexos entre éste y funcionarios del gobierno, la escalada de la violencia en el Sur, cada vez más feroz, y el auge del crimen organizado.

Descienden a este nivel, porque ya se han quitado todas sus máscaras, obscenamente, y ya no les importa mostrar que la putrefacción programática de Las Indetectables sea también un trasunto de la nueva Constitución, en cuanto a su voluntad de disolución, indiferenciación, nivelación y refundación de Chile, a su imagen y semejanza.

Su barbarie originaria ha sido legitimada desde el principio por una parte del ámbito académico, intelectual y artístico, con su (de)formación a la moda basada en sociologías postmodernas, y sus neologismos hipnóticos para pseudoiniciados sin alma, funcionales al mercado académico internacional. Grito y plata.

A veces, me pongo a rezar en silencio, pero como aquel hombre en Contulmo que elevaba su plegaria a la Virgen, horrorizado ante el ataque incendiario y a tiros del centenario molino y museo Grollmus, el 29 de agosto, adjudicado por la Resistencia Mapuche Lafquenche.