Hace un mes y medio, escribí sobre los desafíos que, desde mi perspectiva, enfrentaba la derecha tradicional en Chile. En ese momento, me sumergí en la incertidumbre sobre cómo Chile Vamos abordaría la creciente amenaza representada por el Partido Republicano. También exploré los dilemas en torno a las narrativas y acciones que esta coalición política debería adoptar en respuesta a este desafío. En ese contexto, el proceso constituyente se presentaba como el escenario perfecto para que Chile Vamos demostrara el camino que deseaba diseñar y seguir en el país.
Sin embargo, a medida que observamos cómo se está desarrollando todo en el Consejo Constitucional, nos encontramos con que las preguntas dentro de este conglomerado siguen sin respuesta o, quizás, ya han encontrado respuestas implícitas.
El electorado colocó a la centroderecha en una posición compleja pero, al mismo tiempo, extremadamente relevante en las elecciones de mayo. En esa votación, el país decidió alejarse de los partidos políticos tradicionales moderados y optó por hacer de Chile Vamos el grupo que podría servir como un puente entre el oficialismo y el Partido Republicano. Sin embargo, hasta ahora, poco de eso ha sucedido. A pesar de algunas excepciones, los consejeros de esta coalición han seguido enmiendas y propuestas realizadas por la derecha más conservadora. Esto los ha llevado a hacer precisamente lo que criticaron de los exconvencionales de izquierda: crear una propuesta constitucional de con fuertes lineamientos identitarios.
Es importante destacar que en la actualidad, estos partidos tienen a la candidata con las mayores posibilidades de llegar a La Moneda, lo que conlleva una gran responsabilidad en todos los sentidos. Si no quieren repetir los errores de las dos últimas administraciones, donde el sistema político no fue capaz de ofrecer respuestas a las necesidades urgentes debido a la incapacidad de alcanzar acuerdos, será de vital importancia observar su comportamiento en los próximos meses. También deben revisar su comportamiento porque ya han visto el ejemplo de la extinta Concertación que debió plegarse a la candidatura del presidente Boric porque si no quedarían fuera de la foto, sobretodo cuando tenemos a un José Antonio Kast en un muy buen segundo lugar.
La centroderecha se encuentra en una encrucijada histórica en la que debe decidir si seguirá el camino de la confrontación y la polarización, alineándose con la derecha más radical, o si buscará un camino más moderado y constructivo que responda a las demandas de una sociedad diversa y cambiante. La elección que hagan en este momento crucial tendrá un impacto significativo en el futuro político de ellos mismos, pero más importante aún el de nuestro país.
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