Hermano José Rubén Manquecoy reflexiona sobre los dos atentados incendiarios que sufrió en octubre de 2019 y noviembre de 2020 en la comuna de Victoria, Región de La Araucanía. Dice que le gustaría reconstruir, pero en otro lugar. “Ya hay dos quemas en esa tierra, entonces a lo mejor alguna comunidad la quiere para ellos”, dice.
14 templos quemados. El Hermano José Rubén Manquecoy Manquepillán (70 años, cuatro hijos y cuatro nietos, llegó a segundo medio) nació en una familia cristiana de San José de la Mariquina, en la Región de los Ríos, pero llegó a Victoria, en la Región de La Araucanía, para evangelizar.
¿Cómo llegó a Púa?
Empecé a ayudar a los hermanos de Victoria y después la iglesia local me nombró para que pudiese ayudar en la predicación de la palabra. Yo quería ir a un sector rural y justo llegué a El Salto, unos cuatro años atrás (…). Allá la gente es cristiana, en su mayoría. Una gente muy linda que ha aceptado al Señor, la mayoría de apellido mapuche. Yo solamente entregué el mensaje y gracias a Dios lo recibieron y bautizamos a tres personas, de entre 25 y 30 años, en el período en que estuve ayudando.
¿Por qué decidió construir una nueva iglesia?
La iglesia que había era muy antigua, tenía más de 100 años, la habían fundado los misioneros. Y estaba bien desprotegida, comida por termitas. Pero vi que había árboles añosos allí mismo y, como vengo del campo, les dije a los hermanos: ‘Aquí mismo está la madera para hacer la nueva iglesia’. Y me dijeron: ‘Ya pues, ¿usted tiene idea cómo hacerlo?’. ‘Amén’, les respondí: ‘Hay que traer un asedarrerito (SIC), de esos portátiles, y vamos a serrar’. Y nos pusimos a trabajar (…). Fue una bendición la inauguración. Compramos un animalito; yo mismo lo compré en la feria y lo faenamos. Se reunieron más de 100 personas; 150, por ahí.
¿Cómo ocurrió el primer ataque incendiario?
En la noche me dicen: ‘Hermano José Rubén, vinieron cuatro personas encapuchadas y con escopetas y le echaron fuego a la iglesia’. Yo quedé tiritando. Me avisaron como a las dos de la mañana y me puse de rodillas a llorar (…). Había miembros de la iglesia que vivían ahí en la iglesia antigua y los terroristas sacaron a esa gente y le echaron fuego a la iglesia (…). Los sacaron en vilo y los dejaron botados con ropa interior.
¿Sospechó quienes pudo haber sido?
No sospechamos de nadie, lo dejamos en las manos de Dios, no más. Pero nunca pensamos que después de eso iban a venir con una segunda ola a quemarnos la iglesia antigua (…). En el sector hay mucha violencia, no solamente en los templos, sino que también en los fundos, en todo sentido.
¿Cómo ocurrió el segundo ataque incendiario?
La autoridad, el fiscal, nos pasó carabineros. Estuvieron custodiando tres meses la iglesia vieja, pero después se retiraron y fue la quema. Fue de noche y no había nadie cuando pasó.
El ataque ocurrió en el segundo aniversario del homicidio de Camilo Catrillanca en Temucuicui…
No sé si serán ellos o no, o si serán comandos terroristas, no lo sé.
¿Por qué cree que quemaron las iglesias?
No sé por qué. No sé si fue para llamar la atención al gobierno o por demandas políticas o territoriales.
¿Cree que pudo ser por motivos religiosos?
Dios vino a todas las razas del mundo y, con los brazos abiertos, vino a morir por todos nosotros. Yo eso lo comprendí bien y el mapuche no tiene traumas, excepto el que no cree en Dios, que tiene otra manera de adorar a Dios, según ellos.
Como mapuche, ¿apoya las demandas territoriales?
Comparto las demandas, pero no la violencia (…). Como mapuche nunca he recibido tierras de nadie, pero en esta zona hay documentos que se llaman títulos de merced, que están en los fundos, y que es por qué los mapuche dicen que se deben restituir sus tierras. Entonces, mirándolos desde ese ámbito, esas tierras les pertenecen, pero eso no justifica ejercer violencia contra terceras o cuartas personas. Es algo que se debe ver antes en las notarías, en los juzgados, y conversar.
¿Siente miedo?
Nunca me han hecho nada, pero tengo miedo, porque tengo una camioneta y temo que me hagan una encerrona. Además, por la pandemia, no he podido ir a ver a mis hermanos para hacer una oración, pero como tengo 70 años, sé que este virus ataca más a las personas de mi edad.
¿Le gustaría volver a levantar la iglesia?
Me gustaría verla, pero en otro lugar. En un lugar con dueños mapuche, donde haya una casita y que la cuiden. Porque ya hay dos quemas en esa tierra, entonces a lo mejor alguna comunidad mapuche la quiere para ellos.
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