La propuesta de las caletas con perspectiva de género destaca la brecha evidente entre la administración actual y sus gobernados. En primer lugar, es importante reconocer que la política pública detallada, que aborda cuestiones históricas encubiertas, es un paso necesario hacia la igualdad de género. Sin embargo, la clave radica en cómo esta política se comunica, aunque el tema es más profundo que eso.
Resulta vital comprender que un gobierno no puede limitarse a abordar una única problemática, como la seguridad, de manera exclusiva. Esto sería reduccionista y, en última instancia, ineficiente. La esencia de un gobierno radica en su capacidad para gestionar diversas cuestiones simultáneamente. Si bien la seguridad es una prioridad, no se puede ignorar la importancia de abordar las desigualdades arraigadas en nuestra sociedad.
Sin embargo, la implementación de políticas eficaces no se trata solo de resolver problemas, sino también de cómo se presenta y comunica la solución a los públicos. Las palabras y conceptos utilizados son más que simples herramientas lingüísticas; son piezas clave para construir la percepción pública.
La generación actual en el poder ha decidido enfrentar las brechas de género de manera directa ¡enhorabuena! Pero así como se busca mejorar la calidad de vida de las mujeres, es imperativo considerar la forma en que estas políticas e ideas son presentadas. En esta línea, no podemos pasar por alto las críticas que ha suscitado el lenguaje utilizado por las actuales autoridades.
Este tema se ha convertido en objeto de innumerables memes e ironías. Las críticas hacia el lenguaje utilizado por las actuales autoridades no deben pasarse por alto.
La comunicación en política no solo es un medio para transmitir información, sino una herramienta poderosa para conectar con la audiencia y fomentar la participación activa. Las políticas deben ser entendibles y presentadas de manera que tenga eco en la diversidad de la sociedad, ahí están al debe.
La actual administración más que adaptarse al país que gobierna, continúa intentando darnos mensajes que con buenas intenciones pero que le son lejanos a una mayoría. Su problemática radica en que son parte de una elite que nos sigue mirando “hacia abajo”, en el fondo falta empatía. Esto tiene como resultado una desafección cada vez mayor.
Las ideas a medida que profundizan brechas, pierden valor, y como tal son objeto de críticas a pesar de lo positivas que pueden resultar. Ya no es una cuestión de estilos, sino de cómo se paran a mirar a sus gobernados. Les queda aún la mitad de la gestión para mejorarlo.
La primera intervención del gobierno no solo fue ciega a lo sucedido en la Cámara sino que estuvo caracterizada por una serie de errores técnicos que una reforma como esta no se puede permitir. Si en la Cámara se tramitó completamente sin ningún dato que sustentara la propuesta, en el Senado no se puede permitir […]
El Presidente ha enmudecido. Ni siquiera el formal pésame dirigido a su esposa e hijo de 6 años se ha escuchado. Si no se llega a la verdad, los autores del crimen se sentirán seguros y envalentonados para seguir operando en Chile, quizás ya no contra disidentes venezolanos sino contra periodistas, jueces, fiscales y políticos […]
Fue el diputado Gonzalo Winter quien planteó que el Gobierno de Gabriel Boric carece de una vocación de transformación cultural, sometiéndose a la lógica de los acuerdos. Poniendo nada más ni nada menos que a Javier Milei como referente de un modo de acción política que maximiza idearios. ¿Sorprenden las declaraciones de Winter? No. ¿Sorprende […]
Winter acierta en el diagnóstico, pero no en las causas ni en la responsabilidad que la retórica, de la que tanto abusan, juega en esta situación. Son ellos mismos, más que los medios de comunicación o los gremios, como sugiere el diputado, los responsables de su propio fracaso.
Se ha creado el vergonzoso precedente de que, en territorio chileno, todo es posible. Ello levanta una inmensa interrogante sobre la real capacidad del Estado para defender la soberanía nacional, garantizar la seguridad pública e imponer el respeto a la ley. Son demasiados los signos de vulnerabilidad de Chile.