Recientemente, el Instituto de Políticas Públicas de la Universidad Andrés Bello (UNAB) dio cuenta de que, entre head hunters, el 66% indica que los trabajadores no están capacitados ni tienen conocimientos sobre inteligencia artificial. Y en la era de la revolución de esta tecnología, especialmente con la irrupción de Chat GPT, esta cifra debería cobrar aún más importancia para las empresas.
Acelerar el crecimiento de las compañías implica enfocarse en tres ejes principales: aumentar la efectividad operacional, optimizar el flujo de caja y reinvertir para fomentar el crecimiento. Para lograr esto, no solo se puede, sino que se debe implementar la inteligencia artificial en los procedimientos automatizados, de manera que las personas se centren en tareas de mayor valor.
En ese sentido, hacer más con menos es el principal desafío de las finanzas contemporáneas. La implementación de soluciones de inteligencia artificial en esta materia puede mejorar la eficiencia operativa, reducir costos, aumentar la calidad de la información y permitir a los tomadores de decisiones tener una visión más clara y objetiva de la situación financiera de la empresa. Además, puede ayudar a identificar oportunidades de crecimiento y mejorar la capacidad de respuesta a los cambios en el mercado.
Sin embargo, la adopción de nuevas tecnologías requiere cambios culturales y organizacionales significativos, especialmente en países como Chile, considerando que la disponibilidad de talento especializado en inteligencia artificial —y también en finanzas— es limitada, como sostiene el estudio de la UNAB.
¿Cómo implementarla en este contexto? La adopción de la inteligencia artificial debe ser estratégica y estar orientada a resolver problemas específicos en el área financiera. Asimismo, es importante asegurarse de contar con inteligencia artificial desarrollada desde un compromiso serio con la ética, que contemple la seguridad y privacidad de los datos que se utilizan, así como que cumpla con las regulaciones y normativas aplicables.
En resumen, la transformación digital de las finanzas es una oportunidad para optimizar esta área de las empresas, impulsar el crecimiento y mejorar la gestión financiera, pero se requiere un enfoque estratégico. Sin duda, la inteligencia artificial es una de las herramientas de las que deben valerse los CFO (director de finanzas) del futuro para hacer frente a cambios vertiginosos y crisis globales.
Las empresas deben aprovechar estos avances tecnológicos y conjugarlos con una visión a largo plazo sólida, acorde a los tiempos de hoy, con un enfoque fuertemente ligado a la sustentabilidad y a la promoción constante de la diversidad dentro de los equipos de trabajo. Utilizar estratégicamente este recurso es una oportunidad y una urgencia para todos los sectores, sin olvidarnos del gran desafío que tienen las instituciones educativas de generar talento en esta materia.
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