El médico jefe del Centro de Pacientes Críticos del Hospital Barros Luco y coordinador del Ministerio de Salud para el aumento de camas UCI en el sector privado dice que el escenario actual es complejo, que hay mucho estrés y presión asistencial. Explica, sin embargo, que un escenario de colapso es improbable y que se está trabajando 24/7 para reducir la posibilidad de flujo cero, aunque sostiene que algunas clínicas no han aportado las mismas camas que el año pasado y que si la situación de contagios no mejora respecto a lo informado este jueves “va a haber que analizarlo en los primeros días de abril y extrapolar la fecha de la elección”.
¿Cuál es su diagnóstico actual sobre las camas UCI?
El escenario actual de las camas críticas nacionales es súper complejo en términos de que hay, especialmente en las regiones que tienen más contagio -Antofagasta, Iquique, Coquimbo, la Región Metropolitana, Bío-Bío, Araucanía, Los Ríos, y también en el Maule, con un contagio creciente- ocupaciones muy altas por el alto nivel de emergencia, de creación y de formación de pacientes que requieren cuidados intensivos. Especialmente preocupante es la situación que se ha ido dando ahora respecto de la primera ola. Antes, cuando hubo una segunda ola en regiones, la Región Metropolitana pudo mitigar, reducir y aceptar casos provenientes de regiones. Hoy las regiones están altas y la Metropolitana está alta, entonces hemos tenido que crecer y complejizar camas.
¿Qué porcentaje de camas críticas están ocupadas hoy?
Esta mañana teníamos 94% de ocupación. Tenemos 3.332 camas UCI habilitadas. Hemos sobrepasado el peak de la primera ola, de 3.200. Tenemos 190 camas disponibles. Hemos podido crecer casi en una semana en 400 camas y tenemos muchos enfermos, un poco más de 2.000, en respiradores. Proyectamos un crecimiento entre 200 y 300 camas más para la próxima semana, pero también proyectamos un alza de los casos para los próximos días. De manera que hay preocupación a todo nivel por seguir creciendo y seguir reconvirtiendo pero también por reducir el número de contagios que se están produciendo en el país y en la Región Metropolitana, en particular.
Vale decir, una situación muy crítica.
Pero todo eso es absolutamente dinámico. Porque así como ingresan, hay casos que egresan. Nosotros estamos acostumbrados a trabajar con ocupaciones muy altas, de 90% o 95%, porque normalmente es así en los hospitales públicos. El tema es que estamos trabajando con una ocupación alta ya y con un sistema que ha crecido dos o tres veces. Entonces hay mucho estrés, mucha presión asistencial, mucha licencia, mucho ausentismo laboral de gente más especializada que hemos tenido que cubrir con gente capacitada, pero de áreas menos complejas.
¿Cuán severo es, a su juicio, enfrentar un escenario de ocupación del 95% de camas críticas? Se ha planteado que es una suerte de límite de saturación en el sistema.
Nosotros hemos amanecido con el 100% de las camas ocupadas, que se ocupan en la noche. Pero son elementos dinámicos en que puede haber a las 8 de la mañana un 100% de ocupación y a las 8.30 baja a 92%. Esto es un fenómeno dinámico: depende de la hora del día. Porque se va produciendo una gestión clínica de administración de los casos. Claro, tener permanentemente todo ocupado a todo momento puede significar un problema mayor, pero gracias a Dios eso no nos ha sucedido. Hay mucha gente trabajando en muchos hospitales y en muchas unidades, haciendo administración de los casos clínicos, categorizando y priorizando el ingreso a los enfermos más graves que requieren ventilación mecánica de manera de hacer mucho más efectivas las estadías en las áreas de mayor complejidad para los enfermos. Esto se mueve en forma muy activa. Es intrínseco a la administración de los casos y la gestión de las camas críticas el ser dinámico.
¿Es viable un colapso total del sistema?
No. Eso no ha sucedido ni este año ni el año pasado. Cuando hay una buena gestión y administración de casos, en general cuando hay un cuerpo médico y equipo clínico trabajando full, como lo hemos hecho en el último año, el colapso propiamente tal no existe. Porque siempre hay salida de enfermos y si no hay, la armamos.
El año pasado se habló del dilema de la última cama.
Eso es más teórico que práctico. Muchas veces se limita la entrada a cuidados intensivos de pacientes adultos mayores, muchos de ellos con muchas patologías agregadas, algunas irreversibles y mala calidad de vida, pero eso se hace de común acuerdo con las familias. Ese no es el dilema de la última cama, ese es el criterio médico éticamente validado y cristianamente solicitado.
¿Cuán efectivo es que este año ha sido más difícil reconvertir camas en las clínicas de lo que fue en 2020?
En términos generales la velocidad de conversión de las clínicas ha sido, en muchas de ellas, muy buena, y van a aportar 100 camas más de aquí a la próxima semana. Hay algunas clínicas donde la velocidad de crecimiento ha sido más lenta. Clínicas que en el pasado aportaron mucho, hoy han aportado poco. Son las menos, pero sucede.
¿A qué lo atribuye?
A los mismos factores que afectan al resto de las clínicas y de los hospitales: falta de recursos humanos y a veces una sensación de no pago, de un pago inadecuado. Hay multiplicidad de factores, pero en la transversalidad es la falta de recursos humanos.
¿Cómo, cuándo y cuánto presionar a las clínicas que están aportando menos camas?
Estamos en eso. Mi misión es apretar la mano. Pero las clínicas a esta altura, a nivel país, han tenido su rol de aportar camas al sistema integrado aún más que la primera ola, con la excepción de un par de ellas. El crecimiento de eso ha sido fundamentalmente en regiones. En la Región Metropolitana esperamos que de aquí a una semana el sistema privado aporte unas 200 camas más.
El ex ministro Jaime Mañalich ha proyectado una situación epidemiológica muy compleja, sugiriendo debatir la postergación de las elecciones del 11 de abril si el panorama sanitario no mejora. ¿Cuál es su mirada al respecto?
Si el nivel de contagio se mantiene como el de este jueves, 6.249 casos, esto nos va a pegar en 10 días más. Si ese nivel de contagio de mantiene, si la situación no mejora en cuanto a la producción de casos graves, va a haber que analizarlo en los primeros días de abril y extrapolarla a la fecha de la elección y ahí tomar una decisión, que corresponde al poder político.
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