Febrero 20, 2021

Dos años de Cúcuta: la historia inédita y los costos del viaje que terminó en una pesadilla para Piñera

Josefina Ossandón y Cristián Bofill
Presidente Piñera junto al presidente de Colombia, Iván Duque en Cúcuta. Año 2019. Foto: Agencia Uno.

A dos años de la participación de Piñera en Cúcuta – un grave error de su gobierno, cuyos costos le siguen penando-, Ex-Ante reproduce como se tomó la decisión ignorando las alertas que anticipaban un fracaso, la información errada que le proporcionó el Presidente de Colombia para embarcarlo, las tensas horas en la frontera con Venezuela, su áspera recriminación a Guaidó y los altos costos que pagó después por la iniciativa. Y como telón de fondo: su aspiración de impulsar su liderazgo en el continente. 

El llamado del Presidente Duque: El 19 de febrero de 2019, el Presidente se encontraba en Futrono de vacaciones, cuando recibió un llamado de Iván Duque, mandatario de Colombia, para hablar sobre Venezuela y la entrega de ayuda humanitaria. Hasta ese momento la participación chilena se limitaba a la ida del canciller Ampuero a entregar la contribución del país. 

  • A Duque le interesaba, según analistas internacionales, estar acompañado de otros presidentes para convertir el ingreso de ayuda humanitaria a Venezuela en un hecho para gatillar la caída de Nicolás Maduro. No quería que fuera un conflicto entre Colombia y Venezuela, sino una iniciativa hemisférica. 
  •  Según altas fuentes de La Moneda,  Duque le trasmitió a Piñera que tenía antecedentes de inteligencia de EEUU y de Colombia que daban cuenta de que el 23 de febrero el régimen de Nicolás Maduro caería: Las FFAA dejarían de apoyarlo, permitirían el ingreso de ayuda humanitaria al país y el líder opositor, Juan Guaidó aseguraba que estallaría una rebelión  popular que harían inviable la permanencia de Maduro.
  • La invitación era seductora para Piñera. Los dos principales países de Sudamérica, Brasil y Argentina, atravesaban por crisis internas de envergadura y había espacio para que los mandatarios de Colombia o Chile asumieran un liderazgo en el continente. Era una meta muy apetecida por el mandatario chileno, según sus asesores.
  • Algunos colaboradores de Piñera, sobre todo su asesor internacional, Benjamín Salas, ya habían manifestado que ir a Cúcuta era una gran oportunidad. Posteriormente, Salas reconocería en privado que fue un grave error de evaluación.

La decisión.  Tras cortar con Duque, según fuentes de La Moneda, Piñera llamó a Ampuero, que estaba en su parcela en Olmué y se alistaba para celebrar su cumpleaños 66 al día siguiente. El Presidente le dijo que ya no viajaría en el Hércules C-130 que llevaría la ayuda chilena; irían juntos en el avión presidencial.

  • El segundo llamado fue a Salas, para que se comunicara con la jefa de gabinete de Duque, Maria Paula Correa, con el fin de obtener detalles de lo que tenía organizado Colombia y  el rol que tendría Piñera. 
  • Ni a Ampuero ni a la subsecretaría de RREE, Carolina Valdivia, entre otros, los convencía la idea. En el segundo piso de La Moneda la mayoría oscilaba entre las dudas y la franca oposición. Estimaban que habían riesgos políticos y de seguridad. Para Valdivia, no correspondía una iniciativa como esa contra otro gobierno. Pero la decisión estaba tomada y punto final.

Alertas ignoradas.  A esas alturas eran abundantes las señales de que la decisión era temeraria. Uno a uno los mandatarios latinoamericanos que habían mostrado disposición inicial se fueron bajando.

  • El peruano Vizcarra desistió, el argentino Macri argumentó problemas de agenda y el brasileño Bolsonaro, aconsejado por su núcleo militar, pasó a regañadientes del entusiasmo a la cautela. Se quedaría en Brasilia.
  • El canciller brasileño Araujo trasmitió a Santiago que no tenía sentido ir a otra frontera a entregar la ayuda si Brasil tenía su propio limite con Venezuela. Tenía lógica, pero también era una excusa: la cúpula militar brasileña estimaba que era una operación muy arriesgada. Brasilia puso a disposición la ayuda en una localidad a más de 100 km de su frontera. Y  con una condición: solo se le entregaría a camiones venezolanos manejados por venezolanos. Fue ínfima.
  • Además de Piñera, Duque embarcó al presidente de Paraguay, Mario Abdo Benítez y al secretario general de la OEA, Luis Almagro. El mandatario paraguayo demostró olfato: a las primeras señales de que las cosas no iban bien, tomó su avión de vuelta a Asunción.

El desembarco de EEUU. Pero el campanazo de alarma más ignorado fue la voltereta de Washington. El invitado estelar a Cúcuta era el vicepresidente de EEUU, Mike Pence. Pero días antes avisó que en su representación iría Elliott Abrams, asesor especial de Trump.

  • Abrams llegó con ayuda humanitaria, pero al día siguiente, en la mañana, antes de que se iniciara el proceso de entrega de ayuda, tomó un avión a Bogotá, bajo el argumento de que iría ayudar a preparar la visita de Pence a la capital colombiana en el marco de de una reunión del Grupo de Lima.

Del aterrizaje a la crispación presidencialPasadas las 15:45 del 22 de febrero Piñera arribó a Cúcuta para participar de un almuerzo con los líderes presentes y del concierto “Venezuela Aid Live”. En la noche, asistió a una cena con todos los líderes junto a las delegaciones. 

  • En la mañana siguiente,  se encontraban en una sala de reunión cerca del Puente Tienditas -que conecta Venezuela con Colombia- los tres presidentes: Piñera, Abdo Benitez y Duque además de Juan Guaidó sentados frente a un panel de aparatos de TV encendidos, viendo mapas y observando cómo se llevaba a cabo el proceso. 
  • Pero las multitudes que iban a atravesar la frontera hacia Colombia a recoger la ayuda, con los militares venezolanos bajando las brazos -que sería el punto de partida de una rebelión popular contra Maduro en Caracas, lo que lo obligaría a exiliarse en Cuba- simplemente no aparecían ni daban señales de aparecer.
  • Ahí, según tres fuentes escuchadas por Ex-Ante, ocurrió un momento de crispación de Piñera: “¡Hasta anoche nos decían que la gente iba a estar! ¿Dónde está la gente? ¿Dónde está la gente?”. Apuntaba a las pantallas y decía: “¡Esta imagen está mostrando un triunfo de Maduro!”.
  • Fue un momento muy incómodo, seguido de un silencio general. Guaidó era el Presidente de Venezuela reconocido por los presentes y las palabras lo interpelaban a él. Según algunos asesores de Piñera, no le hizo un reclamo directo, era una queja contra todos los presentes. Pero otros reconocen que no puede haber dos interpretaciones: estaba demostrando su irritación con el venezolano sin protocolo.

Razones del fracaso: Si bien está claro que la operación contra Maduro fue un fiasco y que ni Guaidó ni los militares bolivarianos -supuestamente comprometidos- fueron capaces de cumplir lo que habían prometido, no hay datos duros públicos para reconstruir las causas. Diplomáticos chilenos con vínculos en EEUU atribuyen lo ocurrido sobre todo a dos factores.

  1. Las Fuerzas Armadas bolivarianas estaban – y están- mucho mas cohesionadas con el régimen de lo que se pensaba. Su complicidad política y en actos de corrupción los lleva a temer que un cambio de régimen termine con una purga de grandes proporciones con ellos en la cárcel, además de obligarlos a despedirse del botín que han acumulado.
  2. El sistema bolivariano de inteligencia tiene muy infiltrada a la oposición, cuyas divisiones son antológicas, como se ha comprobado en varias ocasiones. El régimen bolivariana, además, cuenta con la asesoría del aparato de inteligencia cubano, uno de los más respetados del mundo: la dictadura castrista ha sobrevivido más de 60 años pese a los gigantescos esfuerzos de la principal potencia mundial que se ubica a solo 60 millas de sus costas.
  3. A esos dos factores habría que añadirle que una acción de esa envergadura requería una coordinación amplia y bien organizada de los países latinoamericanos.

 

Foto: Presidencia

El precio de la derrota: El viaje de Piñera ha sido ampliamente analizado en estos dos años y el veredicto unánime es que fue un error. Además, se ha asociado al estallido social y la crisis migratoria que se vivió hace algunos días en la frontera con Bolivia en Colchane. Adicionalmente, la iniciativa dio por concluida su aspiración a un liderazgo continental. 

  • Durante el estallido social el ministro de Defensa, Alberto Espina -y no solo él-  siempre defendió la tesis de que los venezolanos y cubanos potenciaron el estallido social y que la participación de Piñera en Cúcuta influyó. Según cercanos a este, desde las FF.AA le enviaron información al exministro. La PDI compartiría esa tesis.
  • La afirmación no se basa en que fueron los principales responsables, sino que actuaron con eficiencia durante meses para explotar un malestar existente. Hoy nadie defiende esa interpretación en público, pero sectores relevantes de la inteligencia chilena siguen convencidos de que sí hubo participación. También de que además estuvo la mano del gobierno de Evo Morales. 
  • Cuando desde el gobierno se levantó esa hipótesis, terminó restándole credibilidad a La Moneda. La tesis de la “guerra” y la forma prematura en que se dieron a conocer los indicios fueron clave para desacreditarla, según esas fuentes inteligencia.
  • La crisis migratoria en Colchane ha elevado los costos de lo ocurrido en Cúcuta, sobre todo porque Piñera hizo declaraciones muy favorables a acoger a los migrantes venezolanos.
  • La candidata presidencial del PS, Paula Narváez, dijo en T13 Radio: “Hay que recordar que el Presidente Piñera fue a Cúcuta e invitó a los venezolanos a Chile, eso también determinó la conducta migratoria de los venezolanos”
  • También los representantes de distintas organizaciones como Patricia Loredo del Colectivo sin Fronteras indicó a la DW: “En Cúcuta aseguraba públicamente que iba a acoger a inmigrantes venezolanos”.
  • No hay duda: fue un capítulo negro que pudo haber sido evitado si se hubiesen escuchado las numerosas alarmas.

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