-Un objetivo de la reforma es tratar de aminorar o eliminar la pobreza en la vejez. Algunos plantean que la PGU cambió todo el panorama y que podría ser el único dispositivo que permita aquel objetivo. ¿Estás de acuerdo?
-No. Creo que esa es una forma de desviar la atención. No hay duda de que la PGU es algo muy importante que se le agregó al sistema. En el fondo la PGU resta dramatismo en el sentido de que debiera tener como objetivo de posibilidad de que haya pobreza en la vejez, pero es evidente que el problema de las pensiones va mucho más allá de la superación de la pobreza.
-¿Cuál es el otro objetivo en ese caso?
-Uno de los objetivos adicionales que tienen los sistemas de pensiones es lo que se llama la suavización del consumo. Es decir, que la calidad de vida de la persona en su vida activa y pasiva sea lo más parecida posible. Para la gente más pobre, la PGU consigue eso (además de que se supera la pobreza), pero para la clase media, no. Colabora un poco, pero cada vez menos en la medida en que los ingresos son más altos. Una persona que gana $1 millón necesita formas de solidaridad también.
-¿Se consigue el objetivo de solidaridad con el aumento de la cotización de 6% que va directo a un fondo colectivo, tal como propone el Ejecutivo?
-No como lo propone, pero sí el concepto.
-¿Por qué no como lo propone?
-Hay varios modelos. Lo que hay que buscar es uno de esos modelos que le calce en la mente a la mayor cantidad de personas. No hay que tener religiones acá. Uno de esos modelos es lo que propone el Gobierno con cuentas nocionales. Lo otro es más parecido a lo que proponía Bachelet, que eran traspasos de dinero. Lo otro es una cosa que yo mismo había propuesto un poco antes, que era el famoso seguro de longevidad, que separa la etapa del retiro en dos: una etapa “joven”, donde la persona todavía tiene una probabilidad de fallecimiento muy baja, y una colita de la distribución que se podría socializar. Ahí tienes tres modelos distintos. Hay que buscar un modelo que genere el mayor consenso.
-¿Cuál es el problema que les ves a las cuentas nocionales?
-Primero, es un concepto nuevo que no se ha discutido abiertamente ni siquiera entre todos los técnicos. Yo sé del tema de las cuentas nocionales porque he estudiado casos donde hay, aunque no existe una discusión completa entre los expertos. Pero más allá del tema de los expertos, es cómo la ciudadanía interpreta las cuentas nocionales […] La cuenta nocional es introducirle una cierta lógica de capitalización a un sistema de reparto. Así nace: refuerza la idea de aporte en un sistema de reparto. Como Chile parte desde un sistema de capitalización, la cuenta nocional debilita la relación entre aporte y beneficio. En ese sentido, la cuenta nocional es más compleja para la ciudadanía de entender y también de aceptar. En Chile, aun cuando uno pueda estar en contra del exceso de celo sobre la propiedad de los fondos previsionales, porque en seguridad social ese es un tema complejo, hay que reconocer que es un hecho. Es un dato de la causa que la propiedad de los fondos en Chile es un tema políticamente significativo.
-La cuenta nocional permitiría, como efecto colateral, que no habría posibilidad de retiro al menos sobre esa parte de los fondos previsionales.
-Lo que esperaría como resultado de todo el ejercicio de la reforma es que no haya más retiros. Los retiros son profundamente dañinos. Uno puede pensar, como lo tiene la propuesta del Gobierno aunque no estoy seguro de que sea la mejor opción, en incorporar algunas flexibilizaciones. Por ejemplo, en algún minuto se hablaba de las enfermedades terminales, en que podría haber un tratamiento distinto para esas personas. Y hay países que tienen mecanismos de autopréstamos para primera vivienda.
-Como Singapur.
-Uno puede pensar que, si se incorporan bien, habría una forma de cómo utilizar este recurso, como esos dos ejemplos, puede tener sentido. Pero todo lo que sea retirar fondos de pensiones para financiar consumo tiene que ser totalmente rechazado.
-La reforma incluye un autopréstamo superlimitado y acotado, pero con lógica de autopréstamo abierta, no deberías estar de acuerdo con esa parte tampoco.
-Por supuesto que no. Mi opinión sobre el autopréstamo es negativa. Nuestro principal objetivo tiene que ser reconstruir un sistema de pensiones que funcione, y hoy no está funcionando. No sigamos debilitándolo.
Armemos un grupo de trabajo que haga una propuesta que diga cómo darles algún tipo de liquidez a algunos de estos eventos. Veamos en qué condiciones, cuándo, cómo se inserta eso dentro de la política de salud, de la política de vivienda, porque no son independientes. Mirémoslo orgánicamente, aunque no creo que deban ser temas para esta reforma. Esta reforma debe tener otros objetivos.
-Cuando miras las tres propuestas de reforma en perspectiva –Bachelet II, Piñera II y Boric–, ¿cuál es la que más se acerca al principal objetivo que es subir de manera sustentable el monto de la pensión?
-Sin duda la de Piñera es la más baja y la que peor califica, porque apoyaba todo en financiamiento estatal para la pensión básica solidaria. El problema que tiene el financiamiento estatal es que está sujeto a arbitraje con otras necesidades del Estado: educación, salud, vivienda, etcétera. Es un compromiso débil que va a estar siempre tensionado por otras cosas. La gracia que tiene que el 6% vaya íntegramente a financiar distintas formas de capitalización colectiva, con transferencias o con seguro de longevidad, es que solidifica ese compromiso del Estado. Yo soy partidario de que el 6% vaya íntegramente a estos mecanismos.
Creo que la propuesta de cuentas nocionales debilita la percepción de las personas entre aporte y recepción. La forma correcta de hacerlo es crear una especie de compañía de seguros que te dé derechos contractualmente definidos, así como yo pensaba el seguro de longevidad. Entonces, tengo dudas sobre cuál poner en primer y segundo lugar entre las reformas de Boric y Bachelet II.
-¿Hay algún distintivo que sea relevante con la reforma de Boric?
-Hay algo que tiene esta reforma de Boric y que no tenía la propuesta de Bachelet II: la separación de la industria. La reforma de Boric hace una propuesta que es interesante: dice “terminamos con las AFP, pero continuamos con la capitalización individual”. Eso es bueno. Hay demasiada animadversión hacia las AFP, pero en esta misma reforma hay un reconocimiento a que una parte del sistema tiene que tener capitalización individual gestionada por privados.
-Ante los diputados, tú hablabas de la reorganización industrial. Pero planteabas tus dudas sobre el Estado para la gestión de las cuentas.
-En el 10,5% [capitalización individual] hay que dejar que entren más actores. Para eso hay que reducir las barreras de entradas, y la reorganización de la industria facilita eso. Ahora, respecto del 6%, no me gusta que lo administre el Estado en el sentido de que sea el Estado el que asigne ese crédito. El Estado al final administrará una cartera muy grande, como 30% del PIB, y tendrá numerosos conflictos de interés a la hora de asignar ese crédito. En aras de maximizar la rentabilidad, es mejor que el Estado eventualmente reciba esos fondos, como lo hace el modelo Nest en Gran Bretaña, pero que enseguida licite su gestión de acuerdo con políticas de inversión que pueden ser perfectamente razonables, públicas, y que además lo supervise. Es mejor ese sistema que el se está planteando acá.
-¿Cuál es tu objetivo de participar en la Comisión de Pensiones de la CPC?
-Estoy participando en los grupos que me están invitando para discutir y tratar de consensuar algo. Por ejemplo, ahora tenemos una reunión en Clapes UC, donde organizaron un grupo de discusión. Si se armara otro y me invitaran, también iría. En esta materia debemos tratar de colaborar a que se logre acordar cosas útiles y significativas para el sistema.
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