-El ex Presidente Piñera le ganó dos veces a la izquierda, pero terminó muy bajo en las encuestas después de sus mandatos. Sin embargo, en el último tiempo venía subiendo en aprobación. ¿Por qué estaba recuperando un apoyo más masivo?
-Previo al estallido, a un año de haber ganado su segunda elección, la gente empezó a cobrarle la promesa de los tiempos mejores. Y se instaló esta visión de que el gobierno y él particularmente vivían desconectados de las angustias de la población. En términos de relato, había un desacople con las vivencias de la mayoría de la sociedad.
Durante el estallido social y al principio de la pandemia, todas aquellas cosas que representaba Piñera y que lo hacían muy valorado, que tenían que ver con la lógica de impulsar el crecimiento económico, pasaron a ser valores no tan virtuosos.
-¿Por qué el crecimiento económico podría no ser positivo?
–Porque se instaló un relato que cuestionaba la centralidad del crecimiento económico para el modelo de desarrollo del país, un relato que socialmente pasó a ser dominante. Pero con los años, los valores de la sociedad empiezan a cambiar y también el juicio respecto a la pandemia. La gente se abre a no mirar el proceso desde una ceguera cognitiva y se da cuenta que si no hubiera sido por la gestión que hace Piñera y su gobierno contra el COVID la cantidad de muertos hubiera sido mucho mayor.
-¿Entonces se revalorizan los mandatos del ex Presidente?
-Hay un juicio crecientemente positivo respecto de la capacidad de gestión que encarna Sebastián Piñera. En paralelo, la idea de que el problema no era crecer, sino que era distribuir para tener más igualdad, empieza a perder fuerza ante la falta de crecimiento económico.
Entonces pasaron dos cosas interesantes en un periodo de cuatro años: lo que Piñera representaba en algún minuto dejó de tener valor. Y después, con los problemas del gobierno de Boric, lo que Piñera encarna vuelve a significar cosas positivas para la población.
-¿Cómo afecta su lamentable deceso a esta percepción?
-La muerte de Sebastián Piñera lo pilla en un momento donde aquello que él representaba empieza a reverdecer: su capacidad de gestión y de poner la economía y el crecimiento en el centro, de generar más empleo y darle una suerte de vigor, apuntando a la movilidad social que la gente tanto quiere; es decir, estar mejor que las generaciones anteriores. Su trágico deceso se da cuando esos valores están ahí latentes.
-¿Piñera venía creciendo en la encuestas de forma significativa o era algo pasajero?
-Venía creciendo y sin hacer mucho, pudiendo crecer más. Tal como creció después de su primer gobierno. En 2014 todos los analistas y los números decían que era imposible que tuviera un segundo mandato, porque había salido con la aprobación más baja de un presidente desde la vuelta de la democracia. Y resulta que de pronto los valores que él representaba vuelven a tener fuerza. Le permitieron ganar un segundo gobierno y ahora está volviendo a pasar. ¿Eso quiere decir que Piñera tenía posibilidad real de ser presidente de Chile de nuevo? No era para nada descartable.
-¿Tenía una posibilidad cierta?
-Había vuelto a ser un líder político al que la gente empezaba a mirar con otros ojos respecto a lo que había hecho antes. La muerte del presidente se da justo en un momento donde la sociedad estaba resignificando el aporte que Piñera había hecho a al país. La muerte tan prematura, en condiciones dramáticas y terribles, hace que esa resignificación se cristalice con más fuerza y rapidez.
-¿Será difícil reemplazar su liderazgo en la derecha?
-La pérdida del ex Presidente significa también el fin de la ilusión de que los valores que él representaba, sobre todo en gestión de crisis, podían volver a materializarse en una nueva candidatura presidencial. Esta resignificación emocional y cognitiva sobre su legado será más rápida y más positiva.
Cualquier encuesta va a mostrar evidentemente que el valor que la sociedad le atribuye a Piñera es muy distinto al que le atribuía cuando terminó su segundo mandato. Ni que decir durante el estallido social. Su figura se ha agrandado, pero no solo por su muerte. Insisto: su legado también se revaloriza en la medida que eso ya venía pasando y ahora se acelera.
-Boric ha hecho gestos como abrazar emotivamente a Cecilia Morel y definir a Piñera como un demócrata desde la primera hora. ¿Es una señal política?
–Fuera de lo terrible del accidente que cobró su vida, la sociedad ha sentido que hay una pausa en la disputa de las élites políticas y que de alguna manera esa pausa también tiene que ver con lo que significaba Piñera. Era alguien que buscaba el diálogo y buscaba los acuerdos. Contradiciendo el discurso del octubrismo y el estallido social, resulta que Piñera representaba una historia mucho más de diálogo, de búsqueda de acuerdos y eso es algo que vuelve a resaltar hoy día.
Piñera emerge a partir de la nueva resignificación, como alguien que efectivamente buscaba aportar y buscaba el bien del país. Y creo que Boric ha entendido muy bien ese mensaje.
-Así como la centroderecha valoró algunos logros de la Concertación, ¿el oficialismo debería hacer lo mismo sobre Piñera?
–Parte del legado de Piñera es algo que Boric empieza a recoger y habría que ver hasta dónde recoge el guante. Hay un punto importante: Piñera siempre gobernó con menos aprobación que la que tiene Boric. De alguna manera fue a contracorriente con la opinión pública en su minuto. Pero Piñera, al no hablarle permanentemente a sus propias bases, como hace el gobierno hoy en día, pudo al final del día lograr acuerdos.
Es decir no me dedico solo a hablarle a mi grupo para que mi grupo esté permanentemente contento conmigo, sino que me dedico a hablar lo que yo creo que es mejor para el país y eso me permite a mí cruzar puentes, conseguir reformas como la PGU. Eso hizo Piñera.
-¿Boric no lo ha hecho?
-Boric ha buscado más bien meterse en su grupo de base y eso le resta espacio para conversar con el resto de la población. La pregunta es ¿vale más la pena gobernar con el apoyo de tu base, pero sin llegar al otro 70%? Con esta última opción no construyes acuerdos parlamentarios. Si Piñera hubiera optado solo por hablarle a esa base dura que quería militarizar el conflicto durante el estallido social, imagina el drama en que probablemente hubiéramos terminado.
Con citas del ex Presidente Sebastián Piñera apelando a la unidad y con una intervención de Cecilia Morel, recordando el anhelo de él de una alianza amplia, desde Chile Vamos a Demócratas, Amarillos y el PDG, la noche de este miércoles se homenajeó a Piñera a un mes de su muerte.
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