El cóctel económico-financiero y político ha causado verdaderos desastres en la calidad de vida de una porción importante de habitantes en nuestro país. Así que hoy solo analizaremos una arista de esta explosiva mezcla: el dólar.
Si bien la depreciación del peso chileno ha respondido principalmente a argumentos conocidos, claros y hasta internalizados, sus consecuencias las sufrimos cada día al intentar llenar el estanque de bencina o adquirir algún producto o servicio importado.
Estos fundamentos se evidencian en la publicación del Banco Central “Balanza de Pagos de Chile, Posición de Inversión Internacional y Deuda Externa segundo trimestre 2022“. La cuenta corriente registró un déficit de USD 6.564 MM, el cual, acumulado en un año equivale a 8,5% del Producto Interno Bruto. Esto se explicó –a diferencia de lo interpretado por analistas– por un aumento del 30% YoY en la importación de bienes, ergo las exportaciones menos las importaciones de bienes alcanzaron sólo los USD 490 MM, es decir, una caída de 89% YoY. Como somos importadores netos de servicios y exportadores netos de bienes, el desbalance entre ambas cuentas es lo que se refleja en el resultado de la cuenta corriente.
¿Cómo afecta esto a las proyecciones de tipo de cambio? Una cuenta corriente más deficitaria de lo esperado implica que nuestra economía está gastando aún más de lo que produce, debilitando nuestra competitividad y por ende nuestra moneda. El tipo de cambio real es la cantidad de bienes nacionales que se requieren para adquirir un bien extranjero y, dado que tenemos un tipo de cambio real depreciado, los bienes nacionales son aún más baratos respecto a los bienes extranjeros. Entonces, cambios importantes como los exhibidos en la cuenta corriente del trimestre pasado, profundizan las proyecciones del tipo de cambio real de equilibrio (que es una referencia importantísima para las estimaciones del tipo de cambio spot).
Si bien no son buenas noticias, al menos por este lado el panorama es más claro: hay que olvidar por un tiempo un dólar bajo $840.
No obstante los mercados premian y castigan mirando los fundamentales, ponderan también por el estómago. Es decir, aquí no todo es pizarrón y plumón, sino que también experiencias, intuiciones, especulaciones, miedos y esperanzas, tanto de los inversionistas nacionales como de los extranjeros. Y es por esto último que tenemos un gran problema: la volatilidad.
Desde abril de este año cada vez que el dólar se ha apreciado respecto a las distintas monedas, el peso chileno reacciona con más fuerza, incluso si lo comparamos con divisas de jurisdicciones con mayor riesgo país como, por ejemplo, Colombia o Perú. ¿Por qué? La lucha contra el crimen organizado en Colombia lleva décadas, por tanto, tienen una experiencia que da certezas sobre el manejo de situaciones difíciles. Mientras que en Perú destituir a un presidente es algo casi cotidiano, por lo que los capitales están acostumbrados a surfear sobre aquellas aguas. Entonces, para los inversionistas ver cómo el unicornio alado de Latinoamérica pierde el cuerno genera tal incertidumbre que el castigo es mayor frente a situaciones económicas, financieras y políticas similares.
Es así como, pese a la intervención de nuestro instituto emisor, que logró por algunas semanas cambiar el comportamiento antes mencionado, en las últimas jornadas volvimos a sobrerreaccionar. Y es que solo quedan USD 2.065 MM en FX forward y tras el anuncio del programa de venta de dólares para esta semana, se confirmó la disminución del monto diario licitado en forward desde USD 250 MM a 200 MM diarios, manteniendo el mismo nivel de venta spot (USD 125 MM).
¿Qué observamos estas jornadas en el mercado, entonces? Por un lado, que los inversionistas extranjeros están apostando que el Banco Central no aumentará su programa y, por lo tanto, no queda tanto margen para seguir interviniendo el mercado.
Mientras que, por otro lado, la semana pasada comenzaron a vencer los primeros forwards de venta de dólares que hizo el instituto emisor (eran a 28 días). Al expirar, los bancos tienen que salir a calzar esos vencimientos al observado (comprar). Al parecer, la estrategia de los bancos está siendo esperar las ventas diarias de spot del Banco Central para calzar sus vencimientos, pero dado que el tipo de cambio ha venido subiendo terminaron comprando más caro que el dólar observado.
En otras palabras, demasiados inversionistas están apostando contra el peso chileno, porque aquí la incertidumbre mata.
¿Qué esperar? La corriente realista es que nuestros fundamentales cambiaron a tal magnitud que nuestro dólar de equilibrio es lo más cercano al de hoy en día (cercano a 920). Sin embargo, algunos aún creemos que nuestro Pegaso –sin cuerno, eso sí– aún no pierde todas sus plumas y con buenos cuidados puede llegar a despegar nuevamente.
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