Agosto 2, 2022

6 claves para entender Taiwán y la crisis EE.UU.-China desatada por la visita de Pelosi

Eduardo Olivares C.
Nancy Pelosi tras aterrizar en Taiwán. Crédito: Twitter @SpeakerPelosi

El país de 23 millones de habitantes fue el refugio de los nacionalistas derrotados por Mao Zedong. En esa isla, frente a la costa de China continental, el dictador Chiang Kai-Shek lideró una transformación económica que convirtió a Taiwán en uno de los “tigres asiáticos”. Ahora es una democracia presidida por Tsai Ing-wen, pero temerosa de que Xi Jinping ordene una invasión.  La crisis escaló luego de la visita de la presidenta de la Cámara de Representantes de EE. UU., Nancy Pelosi, este 2 de agosto. Beijing inició ejercicios militares. A continuación presentamos 6 claves para entender el caso de Taiwán.


1. Pasado colonial. El nombre de la isla de Formosa (“isla hermosa”, en portugués) surgió hacia el siglo XVI y correspondía a la isla de 36 mil kilómetros cuadrados situada 180 kilómetros al este de la costa de China continental. Estaba habitada por pueblos malayos polinésicos y recibía la visita de chinos, piratas y navegantes.

  • En el siglo XVII la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales estableció allí una base. Los negocios fueron interrumpidos por el breve establecimiento del Reino de Tungning, fundado por el líder militar rebelde Koxinga, perseguido por la dinastía Ming. Pero ni Tungning ni los Ming duraron mucho más; entonces se estableció la dinastía Qing.
  • Formalmente Taiwán dependía de la provincia de Fujián desde fines del siglo XVII, de donde provino buena parte de las personas que habitarían la isla después. En 1887 Taiwán adquirió el estatus de “provincia”. Por esos años, según divulga Beijing, había 2,5 millones de habitantes en Taiwán, un crecimiento de 25 veces en 200 años.
  • El problema ocurrió en 1895, tras la derrota china ante el expansivo Japón. Ese año la isla fue traspasada a Japón por medio del Tratado de Shimonoseki. Por esos mismos años, Japón avanzaba sobre otras posiciones en Asia. A inicios del siglo XX tomaría el control de Corea, que también se transformó en su colonia.

2. El refugio de los nacionalistas. El nombre oficial de China es República Popular China (RPC), y el de Taiwán, República de China (ROC, por sus siglas en inglés). ROC era el nombre que recibió la actual RPC desde 1912 -cuando la fundó Sun Yat-sen– hasta 1949 mientras su gobierno tuvo asiento en Beijing, y que luego mantuvo pero ahora con el poder desde Taipéi.

  • La secuencia es así: tras la caída del sistema imperial, se formaron dos grandes grupos que buscaron el control de China. Por un lado estaba Chiang Kai-shek, que pregonaba el nacionalismo con su partido el Kuomintang (KMT). Por el otro, un joven Mao Zedong, líder del Partido Comunista de China (PCC). Chiang era un seguidor de Sun Yat-sen, el fundador de ROC, pero enfrentaron la resistencia de fuerzas imperiales que buscaron infructuosamente restaurar el orden previo. En forma simultánea, Mao lideró otro movimiento para hacer prevalecer la ideología marxista en el país. Las luchas por la unificación de China bajo un solo gran gobierno ocurrieron mientras en todos los frentes luchaban contra la colonización del Imperio del Japón.
  • Tras distintas batallas contra Japón y entre los mayores grupos chinos, en 1949 Mao alcanzó la victoria y fundó oficialmente la RPC. Los derrotados seguidores de Chiang se desplazaron entonces a Taiwán, desde donde reclamaban ser los legítimos representantes de China por medio de la ROC (Republic of China, en inglés). El traslado de los seguidores de Chiang involucró a más de dos millones de personas.

3. China es una sola. Durante la década de los 50, 60 y buena parte de los 70, hubo una hostilidad manifiesta entre Beijing y las potencias occidentales. Washington solo reconocía al gobierno en Taiwán como China. Todo cambió en 1979, cuando Estados Unidos reconoció a la RPC como la sola y única China, y comenzó a llamar desde entonces a Taiwán de ese modo para distinguirlo de “China”.

  • Pese a que en algún momento Richard Nixon estuvo dispuesto a reconocerle a Beijing su soberanía sobre Taiwán, esa acción nunca ocurrió. Al final, Estados Unidos no reconoce tal soberanía, pero tampoco ha concedido a Taiwán el reconocimiento de que se trata de un país independiente, aunque en la práctica así lo sea.
  • En un acuerdo entre EE. UU. y China, Washington aceptó que reduciría gradualmente la venta de armas a Taiwán. Pero Ronald Reagan incluyó un memo interno en que supeditaba ese compromiso a que Beijing solo buscara una resolución pacífica al conflicto del Estrecho de Formosa. Tras ello, la administración de Reagan planteó seis garantías a Taipéi que continúan vigentes: 1) No fijar una fecha para finalizar la venta de armas; 2) no preguntarle a Beijing sobre la venta de armas a Taiwán; 3) EE. UU. no sería mediador entre la RPC y ROC; 4) Washington no revisaría la Ley de Relaciones con Taiwán, 5) no hay cambios sobre qué opina EE. UU. de la soberanía sobre Taiwán, y 6) Washington no presionaría a Beijing para negociar con Taiwán.
  • En 1970, Chile fue el primer país de América del Sur en establecer relaciones diplomáticas con China, a la que reconoció como única representante de ese Estado. El hito ocurrió el 15 de diciembre de ese año, durante el gobierno de Salvador Allende y es recordado en forma recurrente en cada reunión o visita de alto nivel entre las autoridades de ambos países.
  • En 1971, Naciones Unidas también reconoció al gobierno de Mao Zedong, y a la RPC, como la única representante del Estado chino. “Naciones Unidas es una organización formada por Estados soberanos”, dice Beijing al describir este caso: “Taiwán, como una provincia de China, no tiene ninguna calificación de tal y no tiene derecho a participar en la ONU”.
  • Taiwán, en cambio, solo tiene relaciones comerciales y culturales con Chile. En vez de una embajada, tiene una Oficina Económica y Cultural dirigida hoy por Silvia Yu- Chi Liu.
  • Solo una quincena de países reconoce a Taiwán como Estado independiente y con el cual tienen relaciones diplomáticas. En América Latina la lista se ha reducido con el tiempo y hoy destacan los casos de Paraguay, Honduras y Guatemala.
  • Como una manera de preservar los vínculos de Taiwán con el mundo, existen organizaciones multilaterales donde convive con otras naciones. Una de las más reconocidas es Apec (Foro de Cooperación Económica del Asia Pacífico), donde en vez de países se habla de “economías”, y en vez de presidentes o primeros ministros, de “líderes”. Esos eufemismos permitieron la inclusión de Taiwán (“Taipéi chino”) en el foro donde también está China. También envía una delegación a los juegos olímpicos, también con el nombre de “Taipéi chino“.

4. La potencia económica. Con un PIB de casi US$ 700 mil millones para una población de unos 23 millones, la economía taiwanesa tiene uno de los mayores ingresos per cápita de Asia y del mundo (aproximadamente US$ 34 mil). Desde luego, su riqueza por habitante es el triple de China continental.

  • Hasta los años 60, Taiwán era un país pobre. El PIB por habitante de entonces era menor a los US$ 200, incluso más bajo que Chile. Fue entonces que tanto en ese como en otras tres economías (Singapur, Corea del Sur y Hong Kong) comenzó una corriente de industrialización acelerada. Aprovechando el boom del capitalismo y la necesidad de Occidente por contar con bienes de alta tecnología más baratos, los llamados “cuatro tigres asiáticos” dejaron atrás a varios de los países con orientación socialista en la misma región, como China, Vietnam y Corea del Norte.
  • Mientras Singapur despegó como el mayor hub del Pacífico, Corea del Sur entró en la carrera por automóviles y aparatos de alta gama, y Hong Kong voló como centro financiero, Taiwán hizo una transición desde gran productor de manufacturas y ahora como el mayor proveedor global de semiconductores.
  • Hoy la industria de microchips de Taiwán representa uno de los nudos estratégicos más importantes de la cadena de suministros tecnológicos de todo el mundo. La mayor empresa del sector en el planeta es taiwanesa. Su nombre es TSMC (Taiwan Semiconductor Manufacturing Company). Su valor en bolsa es de unos US$ 450 mil millones; es decir, 1,5 veces el tamaño de la economía chilena.
  • Taiwán es ahora el noveno destino de exportaciones de Chile en el mundo, con predominio de cobre y frutas. Chile, por otra parte, es el tercer mayor mercado de Taiwán en América Latina, tras México y Brasil.

5. La nueva agenda de Xi Jinping. Aunque en los años 30 ni siquiera Mao Zedong tenía interés particular en Taiwán, desde la década de 1940 que tanto el KMT como el Partido Comunista de China (PCC) hablaron de la isla como territorio integral del país. Las disputas sobre el reconocimiento de una sola China atizaron el encono de Mao y sus sucesores sobre la isla gobernada por el Kuomintang.

  • A su vez, Chiang estableció una dictadura, tal como sucedía con los “tigres” Singapur (Lee Kuan Yew) y Corea del Sur (Park Chung-Hee); Hong Kong tiene otro estatus, dado que era una colonia bajo dominio británico. Chiang dirigió el país hasta abril de 1975, cuando falleció a los 87 años. Su gran adversario, Mao, murió en septiembre de 1976, a los 82 años.
  • La dictadura se mantuvo en ambos países, dirigidas por un partido con control total. En Taiwán, el KMT gobernó en forma autoritaria hasta el fin de la ley marcial, cuando Chiang Ching-kuo, hijo de Chiang Kai-shek, la levantó en 1987. En los años 90 partieron elecciones consideradas crecientemente democráticas. En 2000 por primera vez el KMT perdió los comicios presidenciales, ante Shen Chui-bian, del Partido Progresista Democrático (PPD). El KMT volvió al poder entre 2008 y 2016, pero desde entonces que Taiwán es presidido por Tsai Ing-wen (PPD). Ha sido la presidenta Tsai quien ha debido lidiar con la arremetida de Xi Jinping.
  • En China, Deng Xiaoping inició la gran transformación que terminó convirtiendo a China en la “fábrica del mundo” (desde 1979 que la economía china crece anualmente en forma ininterrumpida), incorporando lo que se llamó “socialismo con características chinas” y empujando acciones pro mercado donde advirtió ventajas. Desde el punto de vista político, la apertura fue pronto sofocada. La represión en la Plaza de Tiananmen en 1989 marcó el fin de la tímida apuesta de Deng.
  • Las reformas para institucionalizar el traspaso de poder, propiciadas por Deng y otros para en parte evitar un gobierno personalista como el de Mao, partieron en los 90. De ese modo, China tuvo presidencias con duración definida por un máximo de 10 años con Jiang Zemin (1993-2003) y Hu Jintao (2003-2013). La tradición debía continuar con Xi Jinping, quien asumió en 2013.
  • Sin embargo, Xi Jinping inició en su mandato una reconfiguración del poder. Luego de ir tomando las posiciones tradicionales como presidente, máximo líder del partido y jefe de las Fuerzas Armadas, declaró una lucha contra la corrupción a todo nivel para legitimar el control del partido único sobre el gobierno. En ese camino, operó para que los delegados del partido aceptaran una reforma que le permitirá extender su mandato más allá de los 10 años.
  • En el Congreso del partido en otoño, que debería ocurrir en octubre, los representantes legislativos votarán por la continuidad de Xi Jinping (69 años).
  • Solo la pandemia del covid y las respuestas con gran impacto logístico han deteriorado el avance casi sin tropiezos de la economía china.
  • El proyecto de Xi apunta a convertir a China en la mayor potencia del mundo. Desde el punto de vista económico y comercial, ha invertido en mercados de todo el planeta y se ha convertido en un socio comercial principal de países en desarrollo y desarrollados; desde la defensa, ya es el segundo país con más gasto militar (con casi la mitad de lo que gasta EE. UU.), y en investigación y desarrollo ya cuenta con decenas de universidades entre las de mejor desempeño en los rankings internacionales.

6. La visita. El desafío provocado por la visita de Pelosi a Taiwán supone, por lo mismo, una afrenta mayor. En una conversación telemática con Joe Biden la semana pasada, Xi dio a entender que ese tipo de provocaciones equivalía a “jugar con fuego”.

  • Para el columnista del New York Times Thomas Friedman, la visita de Pelosi es “algo completamente imprudente, peligroso e irresponsable”. Dice que “Taiwán no será más seguro ni más próspero como resultado de esta visita puramente simbólica, y pueden pasar muchas cosas malas. Estos incluyen una respuesta militar china que podría resultar en que EE. UU. se sumerja en conflictos indirectos con una Rusia con armas nucleares y una China con armas nucleares al mismo tiempo”, enumeró.
  • Efectivamente, tras el aterrizaje de Pelosi, Beijing anunció el inicio de ejercicios militares en distintas áreas alrededor de la isla de Taiwán. En algunos casos, los sectores marcados se superponen con las aguas territoriales taiwanesas.
  • En una pieza de opinión publicada en el Washington Post, Nancy Pelosi defiende su visita como una muestra del apoyo de EE. UU. a Taiwán presente desde hace décadas. Enumera las presiones de Beijing contra Taipéi, recuerda la degradación política ahora en Hong Kong y rememora que ella misma viajó a Beijing en 1989, cuando desplegó un cartel en pro de la democracia que generó otro problema diplomático entonces. “Frente a la agresión acelerada del Partido Comunista Chino (PCC), la visita de nuestra delegación del Congreso debe verse como una declaración inequívoca de que Estados Unidos apoya a Taiwán, nuestro socio democrático, mientras se defiende a sí mismo y a su libertad […] Hacemos este viaje en un momento en que el mundo se enfrenta a una elección entre la autocracia y la democracia. Mientras Rusia libra su guerra premeditada e ilegal contra Ucrania, matando a miles de inocentes, incluso niños, es esencial que Estados Unidos y nuestros aliados dejen en claro que nunca cederemos ante los autócratas”.
  • Pelosi es la tercera mayor autoridad de Estados, tras el presidente Biden y la vicepresidenta Kamala Harris. Debido a ello, Hua Chungying, portavoz de la Cancillería china, criticó en los medios estatales chinos la presencia de la representante demócrata y advirtió sobre los siguientes escenarios: “Es difícil imaginar una acción más temeraria y provocadora que esta […] Si la parte estadounidense calcula mal o maneja mal la situación entre ambos lados del estrecho, eso tendrá consecuencias catastróficas para la seguridad, la prosperidad y el orden de la región de Taiwán y del mundo entero”, indicó, según Xinhua.

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