Una gran casona rodeada de parques y bosques, un millonario socarrón y cínico, una familia insoportable y un crimen por resolver: con estos elementos de base, Entre Navajas y Secretos se organiza como homenaje y parodia a los policiales estilo Agatha Christie, donde no falta el detective que ve desde un comienzo todo lo que la policía ni se imagina.
Muy entretenida, original y llena de giros —como corresponde—, para mayor abundancia, el elenco que la anima es de lujo.
La casa en sí misma es otro personaje: parece un tablero de juegos, sobrecargada de cuadros, pesados cortinajes y curiosos objetos de los más diversos tamaños y formas, dispuestos en distintos lados; es un puzzle con pistas que se descubren en sus laberínticos salones y habitaciones, repartidos en pisos y entrepisos, terrazas, jardines. Allí vive un magnate editorial, Harlan Thrombey (Christopher Plummer), acompañado por su servidumbre y su joven asistente part-time, Marta Cabrera (Ana de Armas), que hace las veces de enfermera y dama de compañía. Sus hijos y nietos viven, de una manera u otra, de su fortuna. Por eso acuden solícitos a celebrar el cumpleaños número 85 del patriarca, un hombre por el que sienten más temor que afecto.
Cuando se produce el crimen, aparece la policía y empiezan, por separado, los interrogatorios a todos quienes estuvieron en la fiesta. Rian Johnson, director y guionista, tiene la astucia de montar un escenario barroco, con algo de esperpento, y desparramar en su tablero personajes que no tienen desperdicio: no solo todos ocultan algún secreto (de esto van estas historias) sino que cada cual tiene su lado estrafalario, en distinto modo.
En esta verdadera coreografía de interrogatorios, reuniones y racontos, escuchar esos diálogos y sus equívocos es una experiencia gozosa. Un humor ácido e incorrecto se cuela allí y en pequeños detalles: cada personaje aporta lo suyo, incluso los más secundarios.
Misterios y sorpresas hitchckokianas van apareciendo hasta el último minuto a un ritmo que no suelta. Hasta que quedan al descubierto varias verdades que habían permanecido convenientemente ocultas. ¡Muy entretenida!
ENTRE NAVAJAS Y SECRETOS (Knives Out)
Tarantino homenajea el Hollywood de fines de los ’60 (la película se sitúa en 1969), una era dorada incluso para las agradables avenidas de Los Angeles, donde todo transcurría en la inconsciencia inocente de antes de la tragedia.
Mirada en su totalidad, la película entera cobra su sentido en el último tercio, cuando el relajado deambulear de Cliff Booth (Brad Pitt) manejando y coqueteando en soleadas mañanas se une a los pasos de Sharon Tate (Margot Robbie), esposa de Roman Polanski. Pero lo primero que se nos abre prodigiosamente son aquellos antiguos estudios, las imágenes, los diseños, los westerns, la TV como ese espacio muy menor para una estrella.
A la pequeña pantalla le debe su fama Rick Dalton (Leo Di Caprio): allí, en los ’50 y en blanco y negro, disparaba y era el héroe. En 1969 intenta el cruce al cine, para hacer de villano. Aunque tiene su mansión en Cielo Drive —al lado de los Polanski—, se siente un fracaso. No así Cliff, que no solo es su doble de acción sino su chofer, cuidador, mayordomo todo servicio y también amigo. Booth, que vive en un motorhome lejos de las elegantes colinas, disfruta la vida así tal como está.
Las fiestas en la mansión Play Boy, los spaghetti western que llevan a Roma a Rick Dalton, los hippies deambulando, el burlesco guiño a Bruce Lee, las filmaciones, las viejas series de TV donde aparece Dalton nos zambullen en un mundo exquisitamente recreado. Todo para llegar al 8 de agosto. Allí la película va marcando las horas hasta terminar con los episodios que acabaron con la vida de una Sharon Tate embarazada de 8 meses y sus amigos, historia que Tarantino reconstruye a su amaño. Es en este punto donde Había una vez en Hollywood cobra todo su vuelo y vibra con intensidad: cada vez que Margot Robbie aparece en pantalla vive Sharon Tate y por primera vez la miramos como la afortunada y hermosa joven que fue hasta esa noche de agosto de 1969. Con Brad Pitt sucede algo parecido: su personaje evoluciona desde una segunda fila a un primer plano que se va apareciendo en sorprendentes momentos y carga toda la chispa del humor negro de Tarantino.
Bellísima película, llena de referencias cinéfilas, donde hay más melancolía y nostalgia que sorpresas. La Banda Sonora merece la mayor atención. Oscar al Mejor actor secundario (Brad Pitt) y al diseño de producción.
HABÍA UNA VEZ EN HOLLYWOOD (Once Upon a Time in… Hollywood).
El planeta es arrasado por ráfagas de polvareda que arruinan cualquier cosecha. Cooper (M. McConaughey), un ex plioto de la NASA, viudo, sobrevive en su rancho con su suegro y sus dos hijos.
El fenómeno va de mal en peor. Cooper, a pesar de los ruegos de su hija Murphy (de adulta, J. Chastain), se embarca con un grupo de exploradores espaciales para viajar a través de un agujero negro que podría ser la salvación de la raza humana.
El tiempo (y la relatividad) estructuran el relato y Nolan la aborda usando, precisamente, recursos narrativos temporales: tanto flash forwards (que aparecen al comienzo pero adquieren sentido hacia el final), como racontos que en este caso, y en los momentos claves, son mucho más que memoria, sueños o recuerdos de los protagonistas.
Producida lujosamente, Interestelar es una película que atrapa al espectador sin soltarlo. Y lo hace en una buena mixtura de suspenso, algo de acción, intriga y bastante de drama, ese humano, terrestre, que gira en torno al amor. Aquí no todo son escenas espaciales acompañadas de esa fraseología críptica que es como «música» que acompaña los hechos.
La relación padre-hija está en el fondo de esta historia.
INTERSTELLAR
La crisis subprime, que explotara en 2008 en Estados Unidos y provocara una catástrofe económica mundial y miles de damnificados, fue magníficamente abordada por Inside Job, el documental de Charles Ferguson que ganara el Oscar 2011 en su categoría.
La gran apuesta vuelve sobre el tema pero desde una muy singular manera: valiéndose del género de la comedia, una muy ácida, claro, para hacer cercano y comprensible un asunto árido, complejo y de resultados muy dolorosos para millones de personas que perdieron sus empleos, casas, etc.
Basada en el best-seller de Michael Lewis, la película reúne a una serie de excéntricos personajes que a comienzos de 2000 empiezan a darse cuenta que la danza de millones de Wall Street está sustentada en el aire.
Michael Burry (Christian Bale), un tipo que dirige un fondo de capital, siempre encerrado en su oficina, con shorts y escuchando heavy metal a todo volumen; Mark Baum (Steve Carrell); Jared Vennet (Ryan Gosling); y Charlie y Jamie, dos chicos californianos tratando de dar el palo al gato, descubren que pueden hacer un gran negocio apostando en “contra”. A estos dos últimos les ayuda Ben Rickert (Brad Pitt), un ex hombre de finanzas.
Como esto de los bonos, las acciones y toda esa jerga no es nada sencilla, el director Adam McKay (No Miren Arriba) de pronto detiene la narración para que Selena Gómez (sí, la cantante) explique cómo es que se arma esta burbuja. Y lo hace frente a una ruleta de casino. Asimismo nos muestra en la práctica la irresponsabilidad con que se entregaban préstamos a diestra y siniestra, a gente que no tenía ni empleo ni ingresos. Como una stripper, que le cuenta a uno de los protagonistas las casas y tarjetas de crédito que tiene a su nombre.
¿Alguien controlaba? No. Como relata una funcionaria de la SEC (que es como nuestra ex Super de bancos), no se ocupaban de los hipotecarios porque el departamento respectivo había sido cerrado. ¿Y las clasificadoras de riesgo? Solo les puedo decir que la visita a una de esas entidades es una de las escenas más tragicómicas de la película.
El guiño de la última secuencia, genial.
LA GRAN APUESTA (The Big Short).
El mayor mérito de esta película es que fue pionera en poner en pantalla un caso concreto de aquellos que dieron origen al movimiento #MeToo. También digno de mencionar es su elenco de primera línea.
El Escándalo sigue la historia de una de las primeras mujeres que se atrevió a denunciar a un poderoso de los medios y las dificultades que enfrentó, incluso entre sus pares, temerosas de las represalias. La película sigue la denuncia hecha contra el dueño de Fox News, Roger Alles, y recrea su accionar, sus métodos y trucos. Tras un ambiente sofisticado en el que circulan bellas presentadoras estrellas de TV, va emergiendo la repugnante verdad.
EL ESCÁNDALO (Bombshell)
Amazon Prime Video: 5 películas indispensables (parte 1). Por Ana Josefa Silva
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