Buenas noticias
La conformación del primer gabinete de Gabriel Boric deja a muchas personas tranquilas. Desde aquellos involucrados en lo político hasta quienes trabajan en los mercados. Lejos de ser un gabinete de izquierda dura, que es lo que muchos anticipaban, el primer gabinete de Boric es moderado, transversal y preparado. Es un gabinete políticamente balanceado, etariamente amplio, y que trae tanta continuidad como cambio.
El comité político del nuevo gabinete -probablemente el núcleo más importante de cualquier gobierno- es uno útil y hecho a la medida del presidente. Mientras que el tridente conformado por Giorgio Jackson, Camila Vallejo e Izkia Siches, funcionará para darle conducción al programa de gobierno, el ministro de Hacienda, Mario Marcel, servirá para aplacar a quienes ven posible la expansión fiscal irresponsable.
La señal política que da Boric con sus nominaciones es consistente con su campaña de segunda vuelta. A pesar de que el gabinete estará conformado con varios miembros del Partido Comunista, el gobierno no será uno de izquierda, al menos no en lo inmediato. Más bien, será un gobierno de centroizquierda, lejos de los peligros del autoritarismo y populismo que se pronosticaban.
Los nudos
Si bien las señales son positivas en lo macro, hay varias dudas que se instalan en lo específico. Pues, si se consideran los problemas por los cuales actualmente atraviesa el país, da lo mismo si el gabinete es de izquierda o de centroizquierda. Lo que realmente importa es si los ministros que asumirán serán capaces de resolver los problemas que por estos días urgen a los chilenos.
Sin desmerecer la larga lista de problemas, son dos los temas relevantes que aquejan a los chilenos y que serán desafíos centrales en la instalación del nuevo gobierno: el orden y la economía. Si el gobierno busca avanzar en garantizar más derechos sociales, sin hacerse cargo de temas tan importantes como la delincuencia, la violencia, la inflación y el trabajo, se encontrará sendos problemas al poco andar.
En esa línea, desde ya se puede anticipar que los grandes nudos estarán en las carteras de Interior y Economía. En comparación al resto de las carteras, serán esos ministros los que tendrán que lidiar con los problemas que viven los chilenos todos los días. Si ellos fracasan en sus tareas, todo lo que hagan los demás ministros se verá opacado. Si no hay orden en la calle y paz para el bolsillo, los demás esfuerzos serán en vano.
Orden y seguridad
El primer nudo está en el Ministerio del Interior, que estará a cargo de Izkia Siches. Como principal coordinadora política del resto de los ministerios, y jefa de la seguridad pública en el país, debutará no solo con la presión de ser la primera mujer en ocupar la cartera, pero además con la responsabilidad de no cometer errores no forzados. Como ha ocurrido tantas otras veces en el pasado, el primer error en Interior será el último.
A pesar de que Siches no tiene experiencia ni en la primera línea política ni en el oficio del orden, hay indicios de que estará a la altura de lo que exige su cargo. Pues, fue solo después de su desembarco en la campaña de Boric, tras la primera vuelta, que el mensaje del candidato cambió de ser uno enfocado en derechos sociales a ser uno enfocado en orden. Si Siches continúa esa línea, ignorando sus ambiciones políticas, hará una buena tarea.
El desafío de Siches es ajustar sus capacidades personales a los desafíos de su cargo. El rol de interior es político, pero más que eso, es estratégico. Por lo mismo, todos los ojos estarán sobre su capacidad de dialogar con otras instituciones para apalear la delincuencia y controlar la inmigración irregular. Si no es capaz de controlar y condenar la violencia en todas sus facetas, estará contribuyendo a un potencial colapso político.
La economía
El segundo nudo está en el Ministerio de Economía, que estará a cargo de Nicolás Grau. Con Marcel en Hacienda, muchos de los dardos que volarán desde la oposición al oficialismo estarán específicamente apuntando al rol político que Grau ejerza desde su cartera. A diferencia de Marcel, Grau es políticamente problemático para el gobierno.
Con la inflación sobre lo ideal, y el déficit fiscal creciendo a pasos acrecentados, Marcel será el responsable de cuadrar la caja. Pero no será él quien sea sindicado como el problema para las pequeñas y medianas empresas, que no solo son la fuente de trabajo para miles de familias, sino que además los proveedores de más de la mitad de los empleos del país y probablemente los primeros en movilizarse si se el panorama se oscurece.
Por cierto, Grau no es el primero ni será el último en generar un flanco vulnerable. Aun así, es una nominación sensible, para un gobierno que quiere hacer grandes transformaciones en medio de una crisis económica. Como referencia, cuando Bachelet quiso hacer grandes cambios estructurales en su segundo gobierno, sin crisis económica, nombró a dos militantes de la Democracia Cristiana a Economía.
Estabilidad condicional
En términos generales, la nominación del gabinete servirá para generar estabilidad en medio de un escenario político y económico que se pronostica será turbulento. La luna de miel se podría extender más allá de lo que se anticipaba. Aun así, y más allá de lo que ocurra en el comité político, lo que hagan o no hagan, lo que digan o no digan Siches y Grau, será especialmente importante para el balance político integral del gobierno.
Por su puesto que la gobernabilidad no depende únicamente de Siches y Grau, ni de cualquier otro ministro. Habrá cambios de gabinete, errores, aciertos e imprevistos, a pesar de lo que pase en Interior y Economía. Pero, por la interacción entre las características de esos ministros y la situación política y económica coyuntural, serán esos dos ministros quienes cargarán con más responsabilidad que sus pares.
Siches y Grau llegan con capital político para asumir sus cargos. Llegan también a hacerse responsables de dos temas que no solo son prioritarios para los chilenos, sino que además fueron especialmente problemáticos para Boric en la primera vuelta. A largo plazo, la vara de éxito del gobierno será la medida en que se puedan conseguir derechos sociales. Pero sin orden ni bienestar, será dificil conseguir cualquier cosa.
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