Comedias, dramas, thrillers, policiales que se estrenaron este 2021 incluye mi lista: por eso no está la muy popular Succession que acaba de terminar su tercera temporada en HBO Max (la serie partió en 2018) con un epatante episodio de cierre. (La T 4 ya está confirmada). Y también incluyo documentales ¡asombrosos! en formato de serie.
10 puntos.
“Disfruta la Guerra, porque la paz dolerá”
Alemania 1946, post Segunda Guerra Mundial. Berlín dividido en cuatro zonas, a cargo de cada uno de los aliados vencedores.
Los Derrotados se sitúa allí, poniendo el foco en la vida cotidiana de esos vencidos, sobrevivientes en una ciudad destruida física y moralmente, donde coexisten víctimas y victimarios camuflados, aprovechadores, traficantes de lo que sea (personas incluidas), inescrupulosos de toda índole y tonelaje, mendigos por doquier.
Allí conviven la miseria de la mayoría y el lujo ostentoso de unos pocos representantes diplomáticos. Hoteles con sus bares y comedores limpios y luminosos, con cuadras y cuadras de calles hechas añicos, departamentos derruidos, habitados así, con socavones y restos de paredes bombardeadas. Soldados que patrullan sus respectivos trozos de territorio, gigantescas prisiones a donde han ido a parar justos y pecadores.
No hay espacio para la inocencia. Ni en los niños. (“El odio es muy absorbente”).
Es una ciudad rota, poblada de almas rotas.
En medio de todo ello, Elsie Garten (Nina Hoss), ha organizado un Departamento de Policía, con un grupo muy singular de personas: mujeres y hombres de cualquier edad, sin armas. Por ley de las fuerzas de ocupación, ningún alemán puede portar armas.
En medio de esta decadencia, de poderosos turbios y personas dañadas por el odio, Elsie es una mujer que quiere instalar la esperanza de que se puede volver a vivir; de que la ley y la justicia prevalecerán.
Hasta allá llegará Max, un detective de la policía de Nueva York, enviado a contribuir a darle un aspecto profesional a este singular Departamento de Policía.
Pero hay otro motivo por el que Max está allí: su hermano, su única familia, ha desaparecido tras haber ido al frente de batalla y nadie sabe responderle dónde está.
A su vez, Elsie busca a su marido.
Es su búsqueda secreta.
Públicamente, Elsie y Max se abocan a dar con un siniestro personaje: Werner “Engelmacher” Gladow.
La serie —que incluye algunos racontos— es muy cruda, descarnada y contiene escenas de alto voltaje.
Es un drama cargado de suspenso que deja ver lo peor del ser humano, la degradación moral a la que puede llegar, la pregunta por la ausencia de Dios, la dignidad como una palabra que se vació de sentido.
Un trago fuerte y una mirada tan necesaria.
LOS DERROTADOS
10 puntos
La serie coreana El Juego del Calamar se convirtió en la más vista alrededor del mundo desde su estreno en septiembre de este año.
De violencia explícita, es también una producción exquisitamente realizada, en todos sus detalles, visualmente impactante, llena de escenarios sorprendentes, juegos de colores, diseños, objetos y símbolos de fuerte contenido.
Aunque se detiene buena parte de su primer episodio en quien parece ser su protagonista, finalmente se trata de una historia coral.
Y ese es otro asunto brillantemente resuelto por sus realizadores: porque cada personaje tiene su identidad y sus motivaciones definidas.
Cada uno de ellos pareciera representar ciertas realidades de la Corea actual: aunque su personaje principal es un ludópata irredento y su amigo “exitoso”, un espejo (solo que él ha jugado en la Bolsa), también está allí una carterista que ha huido de Corea del Norte y necesita con urgencia que su familia se reúna con ella. Otro personaje es un inmigrante, un buen hombre, que trabaja pero es explotado sin miramientos y termina también en una situación sin salida.
En realidad, la mayoría son seres desesperados que aceptan una misteriosa invitación para participar en juegos infantiles convertidos en macabros desafíos de supervivencia.
Todo ello para obtener inmensas sumas de dinero sin las cuales sus vidas son un infierno… aunque el verdadero infierno está en aquellas perfectas y organizadas instalaciones a donde van a dar.
El efecto espeluznante que provoca el contraste entre los colores pasteles y las formas de juegos infantiles y la sangrienta amenaza que se concreta sin aviso es parte de su terrorífica seducción.
En la crítica social que desliza, se adivina la influencia de Parásitos, la muy elogiada y premiada película de Bong Jon Hoo
EL JUEGO DEL CALAMAR
OSCURIDAD: Un nordic noir en escenarios marginales
9 puntos
Un nordic-noir que amplia los horizontes de este subgénero, Oscuridad (Darkness) transcurre en escenarios marginales.
Es una historia de serial killer que comienza cuando una chica de 17 años sale de una fiesta, se interna por calles oscuras y solitarias, pasa bajo un puente y su rastro desaparece. Esto ocurre en Greve, un barrio de Copenhague de los suburbios.
Cuando el detective de la policía Jan Michelsen lleva seis meses investigando este caso, desaparece Natasha, otra joven de características similares a la primera. Michelsen sospecha que los casos podrían estar conectados.
Por ello, pide ayuda a Louise Bergstein, psicóloga criminalista quien, luego de una temporada en Londres, había decidido alejarse de la policía.
La serie es cruda, por momentos sórdida hasta la truculencia, porque en paralelo al trabajo de Jan y Louise sigue al secuestrador, Anders Kjeldsen, un sicópata sádico de mucho cuidado, que cuenta con la colaboración de una misteriosa mujer, Stine Velin.
Pero esa violencia no está allí para epatar al espectador: lo interesante de ello es cómo escarba en la complejidad de la mente asesina.
Una imagen de Dinamarca que no estaba en nuestros registros y que captura muy bien la dirección de fotografía.
Ese clima sombrío que se anuncia en el título.
OSCURIDAD
EL CASO HARTUNG: Doloroso thriller sobre la infancia
9 puntos
Intensa y adictiva, esta miniserie danesa explota con verdades sorprendentes hasta su última escena.
Pero mientras mantiene al espectador y a la policía dándose de bruces con macabros hallazgos y rastros, nos ha estado hablando permanentemente de la infancia, de aquella dolorosa, de esa de la que tiene que hacerse cargo el Estado. Y eso, ni en Dinamarca es una buena noticia.
Tanto así que el protagonismo lo comparten Rosa Hartung, Ministra de Asuntos Sociales, y Naia Thulin, una sagaz y perseverante investigadora de la Policía. Ambas tienen en común un origen cuya relevancia apunta al énfasis que hay en la historia (y que se irá despejando a medida que avanza la trama).
Mientras la Inspectora sufre las dificultades de un trabajo que no le da tiempo para estar con su pequeña hija, la Ministra vive lo peor que puede padecer una madre, un padre: su hija de 12 años lleva casi un año desaparecida y se la ha dado por muerta.
Plagada de giros muy bien pensados, El Caso Hartung sabe, sin embargo, hacer foco en sus personajes para posarse en el duelo y el sufrimiento que cargan, incluso, algunos secundarios.
Hay imágenes rudas y explícitas, pero nunca se abusa de ellas. Más bien contribuyen a construir eficazmente escenas de suspenso.
Lo tenebroso y oscuro se intercala con imágenes y momentos luminosos y cálidos, donde abunda el afecto.
Basada en la novela de Søren Sveistrup (productor de The Killing).
EL CASO HARTUNG
9 puntos
Miniserie británica, rodada suntuosamente en Holanda y dirigida por un catalán, Guillem Morales (Los ojos de Julia). Una verdadera experiencia visual.
En tres intensos episodios, nos sitúa en Amsterdam en 1686, un lugar de ricos palacetes y de profundo oscurantismo religioso.
Nella (Anya Taylor-Joy) ha sido “cedida” en matrimonio a un rico comerciante, Johannes Brendt, a cambio de saldar las deudas de la familia.
La gelidez con que es recibida —es un decir: nadie la está esperando— solo es comparable a los contrastantes claroscuros de la mansión. Su marido no está y mientras ingresa observando los inmensos pasillos se le presenta de imprevisto su cuñada Marin. Rígida, vestida como para un convento, con cara de pocos amigos, Marin no se molesta en saludarla.
Cornelia (Hayley Squires, ojo con esta actriz), la criada, se planta con una actitud parecida.
Cuando aparece el marido, lo que recibe de él es un regalo: una casa de muñecas —un lujoso y gran gabinete, en realidad— que Nella irá llenando de preciosas miniaturas que encarga a artesanos del centro de la ciudad. Estas pequeñas piezas parecen ser parte del puzzle por resolver que es en realidad la familia en la que se ha metido.
“Los secretos hacen mucho ruido”. Es lo que mejor describe a
The Miniaturist (la frase en realidad es de Carla Bruni, sí, la misma Mme. Sarkozy: la dijo al lanzar su disco “El Secreto”).
Basada en la novela de Jessie Burton, la inquietante historia se desarrolla en una atmósfera lúgubre aunque elegante, muy bien lograda en un juego de luces y sombras, al que ayudan los candelabros nocturnos, la cuidadosa ambientación y el exquisito diseño de arte.
THE MINIATURIST
Como reportero in situ, Jon Alpert hizo un registro único del devenir de Cuba desde comienzos de los ’70 hasta el 2016.
Y lo hizo a través de tres familias cubanas a las que siguió y buscó cada vez que aterrizaba en la isla, en las cuatro décadas que le tomó su reporteo.
Al principio, Alpert, con su pesada cámara, capturó muchos momentos álgidos de la vida pública tras la naciente revolución, entrevistando varias veces a Fidel Castro de manera coloquial.
Alpert, aunque no lo explicite, comparte el entusiasmo de sus entrevistados y amigos por esta revolución en sus comienzos. Luego, con ellos recorre el tortuoso camino en el que derivó este proceso.
Así, una y otra vez, años tras años, vuelve a la isla a buscar a sus amistades.
Unos son tres “guajiros”, los Borrego, hombres mayores, y su hermana, que trabajan su finca y tienen sus animales.
A otros los conoce y pone en cámara cuando son apenas unos niños y los sigue buscando, para encontraros adultos.
Con ellos recorre almacenes, panaderías y hospitales que en las primeras visitas mostraban abundancia y que con el paso de los años se van vaciando y deteriorando hasta la miseria. Lo que también se refleja en las casas de sus amigos y la pequeña finca de sus “viejos”.
En paralelo, Alpert encontrará a alguno de sus amigos en prisión, sin que sus hermanos les expliquen por qué; en otra visita ya estará él mismo ahí para contarle.
Las “migraciones” se suceden ya no como al comienzo. Y también la represión, que lo alcanza a él.
En este asombroso recorrido vital hay dos hechos que llaman la atención: la calidez, alegría y entusiasmo (con gotas de resignación) de esos hombres y mujeres, aún en sus momentos más duros, y el carisma seductor de Fidel Castro.
CUBA AND THE CAMERAMAN
Con todo lo que se ha capturado de la banda de Liverpool (ellos mismos hicieron películas, cortos, jugaron con lo que tenían a mano) no era esperable dar con un ángulo nuevo y/o material inédito.
Y sí. Resulta ser que esto es un documento único, que rescata un valioso registro, detallista, que pone el foco en conversaciones coloquiales e íntimas que arrojan mucha luz sobre la esencia de ese fenómeno inagotable que es Los Beatles.
Esas conversaciones fueron rescatadas gracias al uso e técnicas digitales, “limpiándolas” de otros sonidos.
Peter Jackson trabajó con las grabaciones que hiciera Michael Lindsay-Hogg durante 21 días en 1969, en los que los músicos se encerraron a crear… y repasar su intensa carrera.
Con 60 horas de imágenes el cineasta armó este documental de 7 horas que arroja luces sobre los músicos y los hombres que fueron los gloriosos Paul, John, George y Ringo.
THE BEATLES: GET BACK
Esta sorprendente serie documental es una ventana a un momento clave y mayormente desconocido de la Alemania post Caída del Muro de Berlín.
Detlev Rohwedder fue el hombre designado por el Gobierno de Bonn para poner en práctica el proceso de reunificación de las dos Alemanias: fue asesinado en 1991 y hasta el día de hoy se desconoce a los responsables.
En 4 episodios, la miniserie descorre el velo de una convulsa época, en que se mezclaron grupos terroristas, agentes descolgados, ciudadanos indignados de un lado y del otro.
Un pedazo de historia esencial para completar el puzzle de la historia política de Occidente (y de lo que permaneció del otro lado del Muro).
DETLEV ROHWEDDER, UN CRIMEN PERFECTO
Martin Scorsese encuentra otra gloriosa manera de declararle su amor a la ciudad, a través de un documental que escapa a cualquier clasificación.
Para este cometido cuenta con una cómplice: Fran Lebowitz, tan neoyorkina-lover como Scorsese, una escritora y comediante de lengua rápida y afilada, mente aguda e indudable talento histriónico. Leerla puede ser una delicia: lo fascinante es constatar que esa velocidad intelectual de felino es parte de ella, como lo es su manera de caminar las calles de su ciudad y enfrentarse a audiencias disímiles.
En Pretend it’s a City (que también incluye imágenes de archivo) es como si dos amigos se encontraran y conversaran sobre lo que quizás quedó pendiente de aquella vez. Y eso es, obviamente, su amor por Nueva York.
Esta conversación móvil se organiza en temáticas (y lugares, obvio).
Scorsese y Lebowitz son baqueanos y nos llevan por donde la ciudad es suya y no aquella de los turistas.
Un montaje muy dinámico —brillantemente pensado— le da consistencia y solidez a aquello que está en el corazón de este proyecto.
SUPONGAMOS QUE NUEVA YORK ES UNA CIUDAD
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