-Usted planteó rechazar la Constitución dominada por Republicanos para empezar un nuevo proceso en el Congreso. ¿Podría explicar un poco más esta posición?
-La pregunta es: ¿por qué la centroizquierda tendría que aprobar una constitución de naturaleza ultra conservadora como la que estamos viendo, a juzgar por las enmiendas republicanas, que están encima de la mesa? Los republicanos quieren pasar máquina para instalar una Constitución que rompe con nuestra tradición de los últimos 30 años.
Como los republicanos tienen 22 votos, necesariamente van a tener que contar con el apoyo de la derecha tradicional, vale decir de Chile Vamos. ¿Le conviene a la UDI, RN y Evópoli un acuerdo con los republicanos? Creo que no. El partido de Kast le propinó una severa derrota al elegir el Consejo Constitucional.
-También es parte de las reglas de juego democrático…
-Aquí lo que está en juego, más allá de la Constitución, es también el tipo de derecha que vamos a tener desde el año 2025 para adelante. Chile Vamos se juega su viabilidad frente al surgimiento del nuevo proyecto de Republicanos. En este escenario desafiante, la derecha tradicionalmente integrada a Chile Vamos, quiere aparecer más dura que los republicanos. Yo creo que ese es un camino equivocado.
-¿Qué opción tiene?
-Le conviene mucho más hacer un gran acuerdo con la centroizquierda para el futuro de Chile. Y dar viabilidad a una derecha moderna, europea, de otro tipo. Porque ese es el problema que vamos a enfrentar en el 2025. Si se rechaza este proceso, el camino que se abre es tener un gran acuerdo en el Senado y en la Cámara de Diputados respecto de modificar la actual Constitución del 80 por la vía legislativa.
-¿Lo ha conversado con parlamentarios, tiene piso político?
-Esta es una cosa que en algún minuto yo la conversé y se la propuse a Andrés Allamand. En el inicio de nuestro periodo parlamentario, por ahí por el año 2019 en la Comisión de Constitución, donde estaban Víctor Pérez, Allamand, Felipe Harboe, De Urresti y yo. Éramos los cinco integrantes de Constitución. Y un día, conversando en privado con Allamand, le digo: ¿por qué no empezamos a hacer los cambios a esta Constitución del 80 por la vía parlamentaria?
Y a mí me quedó dando vuelta eso. Esa conversación hoy día podría tener mucho más actualidad, dado el actual escenario, que lo que fue en ese momento en que ni Andrés visualizaba qué podría pasar con los Republicanos ni yo visualizaba qué iba a pasar con el primer proceso constitucional. El péndulo se fue para un lado y ahora el péndulo se fue para el otro lado. Si este proceso termina rechazado, se va a abrir la posibilidad de un acuerdo constitucional en sede legislativa.
-En El Mostrador usted dice: “Rechacemos la constitución de los republicanos y pongámonos de acuerdo”.
-Claro, pero el análisis mío es más profundo.
-¿No cree que es poco democrático que la izquierda se reste o rechace de antemano el texto?
-No, hay que esperar el proceso. Lo que digo es que si este proceso sigue así, no queda otra que rechazarlo. Y por lo tanto, si yo lo rechazo, se abre un nuevo escenario y ese nuevo escenario no es un tercer proceso constitucional, como el primero y el segundo. Se traspasa simplemente la soberanía popular a la soberanía legislativa que es el poder constituyente derivado que está en el Congreso.
-¿Usted cree que las enmiendas que hicieron los republicanos dotan al texto constitucional de una carga muy de derecha?
-Esa es la impresión que yo estoy teniendo de la lectura de las 400 enmiendas de Republicanos. Y las he leído todas. Es el análisis que yo desprendo de esa lectura. Para tomar la decisión definitiva, habrá que esperar.
-¿Cuáles son las enmiendas que más le preocupan a usted, que considera más partisanas?
-En primer lugar, tú no puedes hacer políticas públicas en la Constitución. De esa forma dejas amarrado todo en la Constitución. Y amarras un modelo, con lo cual obtenemos nuevamente una Constitución pétrea, hecha a la medida, como la de Pinochet en 1980. Echas abajo todo lo que significa el Estado social democrático de derecho, los quorum constitucionales, el sistema electoral, la política de salud, educación. Arrasas con todo. Una Constitución que haga políticas públicas le hace muy mal al país.
-Eso fue lo mismo que se le criticó a la convención anterior.
-A la gente le dio susto y no le dio confianza una Constitución partisana de izquierda. Y es justo lo que puede pasar ahora desde la ultraderecha.
-¿Usted cree que este texto, así como va, borra de alguna manera los consensos, los acuerdos de los últimos 30 años?
-Claro. Borra la forma cómo el país, a lo largo de su historia dolorosa, con muchos quiebres y con muchas crisis, ha logrado construirse. A propósito de lo que dijo el Presidente Boric en Londres, respecto al capitalismo, creo que hoy día las grandes diferencias de modelos no existen. Hoy día somos todos socialdemócratas.
Tenemos diferentes tipos de capitalismo que existen en el mundo, pero no hay una alternativa real al capitalismo como tal. Hay variaciones sobre el mismo tipo, pero yo no sé cuál es la diferencia que tengo con los socialistas o con los PPD. Pensamos casi igual. ¿Cuál es la alternativa que hay en la izquierda como la que hubo con la Unión Soviética? Hoy día no existe. La variación es si me gusta más lo de Alemania, o lo de Suecia, o lo de España, o lo de Estados Unidos, para no meter a China en esto, que es un experimento distinto. Pero no existe una alternativa. Entonces yo digo, ¿por qué quebrar esas bases donde nosotros como chilenos podemos consensuar un tipo de capitalismo del siglo 21 moderno a la europea?
-Hasta ahora, ¿observa un retroceso en los derechos indígenas?
-Bueno, hay una enmienda que es la número 14 transitoria, que borra todo lo que hemos avanzado para los pueblos originarios. Propone una comisión, un sistema, que es un tambor de parafina. Quieren que desaparezca la CONADI, que desaparezca la ley indígena.
Creo que los republicanos quiebran un cierto consenso que tenemos en Chile sobre la manera de ir mejorando el país. Con todos los defectos que puede tener, es un sistema con el que íbamos construyendo un Chile más unido y solidario. Por eso creo que se puede llegar a un gran acuerdo entre la derecha tradicional y la centroizquierda.
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