-El Presidente presentó la Reforma Previsional, que según el Gobierno busca introducir un sistema “mixto” de pensiones. ¿Cuál es su impresión general sobre el proyecto: es un avance o un retroceso?
-Lo primero es que acá se ha tratado de decir que esta reforma introduce un nuevo sistema que es mixto y la verdad es que el sistema chileno ya es mixto. Nosotros tenemos un sistema mixto que tenía un pilar solidario que introdujo la presidenta Bachelet y que después lo profundizó aún más el presidente Piñera con la inclusión de la PGU. Uno puede querer profundizarlo o hacer cambios, pero decir que Chile no tiene un sistema mixto no es correcto.
La propuesta del gobierno tiene un aumento de la PGU que va a subir las pensiones obviamente. Cualquier aumento de la PGU va a tener un incremento en las pensiones hoy día. Y esa es una buena noticia. Ahora bien, en este proyecto, al menos lo que conocemos hasta ahora, hay dos temas que están ausentes de la discusión que son relevantes a la hora de subir las pensiones.
El primero es cómo se van a rentabilizar los fondos previsionales. Y segundo, nosotros tenemos un problema en el sistema previsional que tiene que ver con los tránsitos del mercado laboral desde lo formal a lo informal y que además ahora con los temas de pandemia vamos a tener transformaciones en el mundo laboral como el teletrabajo o más trabajadores en plataformas digitales.
Cualquier reforma que no aumente la base de cotizaciones a los trabajadores por cuenta propia va a tener efectos parciales en aumento de pensiones … da lo mismo cuánto aumente la cotización o dónde vaya esa cotización porque si la gente no está cotizando no va a haber aumento de pensiones.
-Un punto clave es la nueva cotización de 6%, con cargo a los empleadores, pero que irá a un ahorro colectivo y no a las cuentas de capitalización individual como pide la derecha. ¿Es una mala idea que el Estado gestione estos fondos?
-Esto no es blanco o negro. En el mundo existen administradores públicos que gestionan fondos de pensiones y existen fondos privados que gestionan fondos de pensiones. Creer que todo lo público es malo o todo lo privado es malo no es correcto.
Si vamos a tener un administrador público que gestione los fondos, la pregunta que me hago es por qué no dejamos que las personas elijan si prefieren un ente público o un actor privado. Y no hablemos solo de la gestión de los ahorros, porque la libertad de elección debe partir antes, en quien recolecta mis ahorros, con quién me relaciono como afiliado, etc. Uno esperaría que si efectivamente va a ser tan bueno el gestor público como dicen, fueran las propias personas en el ejercicio de su libertad, las que decidan quién les presta el servicio completo.
Lo que me parece raro en este proyecto es que se están eliminando las AFP para crear nuevas instituciones, haciendo más engorroso un sistema que debiera tender a simplificarse. Estás cambiando una institución por tres nuevas instituciones y eso no necesariamente va a abaratar los costos. Si el sector público podría administrar tan bien los fondos como las administradoras privadas, ¡bienvenido sea! y que compitan entonces con el resto de los actores a través de una AFP estatal
-El Presidente habló del fin de las AFP, pero estarán sus “sucesoras” en el llamado Inversor de Pensiones Privado (IPP), que competirá con el Estado por la gestión del 10% individual (que será de 10,5%). ¿Qué consecuencias tendrá esta medida para la industria de las AFP?
-Las administradoras de fondos de pensiones en Chile tienen distintas funciones, pero dos son las principales. Uno es administrar las inversiones y otra administrar las cuentas. Por tanto, las AFP hacen ambas cosas y la propuesta de generar un administrador único que haga todas esas funciones significa el fin a la administración privada de fondos previsionales tal como lo conocemos hoy. Por lo tanto, cuando te dicen “que las AFP van a seguir administrando el stock”, no necesariamente es así porque lo que hace la propuesta es eliminar a las AFP como les conocemos hoy y por lo tanto la pregunta es si van a querer seguir participando como administradores de inversiones.
Me parece que la pregunta no es trivial que no está pensada la transición, con todos los riesgos y costos que esto significa, para eso y que hay un supuesto de que van a seguir participando de algo, pero, probablemente, varias no lo van a querer hacer. No tengo tan claro que las AFP se vayan a convertir en IPP. Pero acá hay una cosa que a uno se le olvida y que quedó muy de manifiesto con los retiros previsionales. La gente decía que la plata no existía, que no estaba y la plata efectivamente si estuvo.
Acá no se ha perdido ningún peso de los afiliados al sistema previsional y eso hay que resguardarlo bien y por lo tanto esto de llegar y abrirse a que hayan muchos IPP está bien, bienvenida la competencia pero ojo que estos son los ahorros de las trabajadoras y los trabajadores de Chile. Y estos ahorros hay que cuidarlos.
-¿Crees que las AFP están pagando el costo de su mala imagen pública? ¿Es merecida o no esa mirada crítica de la opinión pública?
-En los últimos años ha habido una campaña sistemática contra las AFP de distintos actores. Cuando uno escucha a las autoridades hablar de la necesidad de terminar “con los abusos por parte de las administradoras”, surgen preguntas respecto de si se conoce lo que han hecho las administradoras en estos 40 años.
La discusión previsional y esta reforma en particular está siendo discutida con un diagnóstico de hace varios años atrás. Esta reforma tiene que considerar dos cosas que antes no estaban. La primera es la inclusión de la PGU porque cambió los montos de pensiones en los ingresos bajos y medios y eso puso una garantía de un monto mínimo que lleva a las pensiones a niveles bastante adecuados dados los niveles de ingreso. Lo segundo es que esta discusión se está haciendo sin haber considerado los retiros. Porque los trabajadores vieron que la plata, sus ahorros estaban y segundo se dieron cuenta de la importancia que tiene el ahorro individual.
Por eso cuando miras las encuestas de opinión la gran mayoría de las personas quiere que la mayor cotización vaya a su cuenta individual (como producto de lo que pasó con los retiros). En ese sentido esta reforma además de ser anti AFP porque las elimina, es también anticapitalización porque no permite que la cotización extra vaya a las cuentas individuales de los trabajadores. Esta discusión tiene que darse en el escenario en el cual estamos y no en un contexto de varios años atrás.
-¿En qué sentido?
-Tenemos la PGU que antes no estaba. Está el tema de los retiros previsionales que antes no estaba, tenemos un gobierno que tiene una tasa de aprobación que lo va a obligar a negociar esto en el congreso. Si esta reforma va a ver la luz no se va a aprobar como se está ingresando porque van a tener que ser capaces de negociar y entregar ciertos puntos de la reforma.
-El proyecto propone el fin de los multifondos, eliminar las comisiones sobre el salario y aumentar la cotización individual a 10,5%. Además, sube el monto imponible desde los 2.8 millones de pesos a hasta $4.235.877. ¿Son propuestas positivas?
-Para poder revisar bien el impacto de estas medidas hay que conocer en detalle el proyecto de ley. Por ejemplo, uno puede mejorar por cierto la estructura de los multifondos. En el caso del aumento del tope imponible eso significa mayores ahorros y un menor sueldo líquido. Esta reforma reduce los grados de libertad que tenía el sistema actual y lo reduce de distintas formas: en el tema de los multifondos, en que no voy a poder elegir quien me atiende porque me va a atender solo el Estado, no voy a poder elegir a quien le entrego mi futura cotización. Todos mis ahorros futuros serán recaudados por el Estado.
Es cierto que voy a poder elegir quien va administrar la inversión de los fondos, pero no voy a poder elegir quién administra mi cuenta. No voy a poder elegir la modalidad de pensión que voy a tener porque voy a tener que pensionarme en rentas vitalicias, en distintos formatos, pero de todas maneras en una renta vitalicia.
-Se reemplaza el Retiro Programado por Renta Vitalicia. Se podrá elegir renta vitalicia con herencia, que permite heredar pero entrega una menor pensión, o renta vitalicia simple sin herencia, donde sube la la pensión. ¿Es viable tomando en cuenta el apoyo popular a la idea de que los fondos deben ser heredables?
-Lo primero es que acá hay una reducción en la libertad de elegir porque sólo puedo elegir un tipo de producto que es renta vitalicia con distintos formatos, pero al final es un solo producto. Segundo, hay que ver quién va poder ofrecer estas rentas vitalicias con herencia y a qué precio las van a ofrecer para ver si son atractivas. Tercero, cuando uno mira el debate internacional en pensiones, en la fase de desacumulación lo que se está haciendo es darle más opciones a la gente.
La política de una opción para todos dada las diferentes realidades no es el óptimo. ¿Por qué no dejar la opción de retiro programado e incluso agregar otras nuevas opciones? En los temas de opinión pública la verdad es que no solo el tema de la herencia tiene un fuerte apoyo popular sino también la libertad para elegir, incentivos a los esfuerzos personales, querer que el Estado asegure pisos mínimos. Eso han mostrado al menos las diferentes encuestas.
-¿Crees que esta reforma es ideológica -en el sentido negativo del término- y no toma en cuenta suficientemente los aspectos técnicos?
-Más allá de los colores que uno quiera ponerle a esta reforma, me parece que esta es una reforma que tiene un sesgo claro anti capitalización individual y anti AFP y creo que es un error. Es una reforma en la cual falta diálogo entre distintos actores para poder consensuar y avanzar a una reforma. Está claro que necesitamos mejorar las pensiones, hacernos cargo de los temas importantes como los temas de informalidad, de aumentar la densidad de cotizaciones que se puede hacer o aumentando la tasa o ir aumentando la base. Hemos puesto mucho foco en aumentar la tasa y poco la base.
Esta reforma está suponiendo cosas que no necesariamente van a ser ciertas. Por ejemplo que el sistema va a terminar siento más barato y más eficiente. Eso no necesariamente es cierto. A mí me cuesta creer que con tres instituciones dando vueltas el sistema vaya a terminar siendo más barato. Además, van a haber más IPP y por lo tanto las asimetrías de precios y de información van a ser más grandes. Por otra parte las transiciones tienen costos los cuales no han sido medidos. Por último los efectos del aumento de PGU y del 6% al fondo colectivo tendrá efectos en las decisiones que tomen las personas de cuándo cotizar o no hacerlo.
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