La salida de Lucía Dammert de la jefatura del Segundo Piso, donde asumió en su reemplazo Miguel Crispi (RD) este jueves, empezó a tejerse hace unas 3 o 4 semanas, cuando sus divergencias con el grupo más cercano al Presidente -en especial con su jefe de gabinete, Matías Meza-Lopehandía- la llevaron a sostener una conversación con Boric respecto de los problemas internos del gobierno. El Mandatario la convenció de quedarse un tiempo, pero las divergencias se fueron agravando hasta un punto de no retorno. Un hito importante fue el cambio de gabinete, mucho más acotado de lo que pensaba Dammert.
Contexto general. Hasta hace pocos meses la influencia de Dammert en Boric era muy considerable, lo que quedó demostrado durante su participación en la Cumbre de las Américas realizada en Los Ángeles, en junio, cuando jugó un papel inédito para una encargada del Segundo Piso y salieron a la luz fuertes divergencias con la canciller Antonia Urrejola. La ministra acusó una intervención de Dammert en temas de su cartera, lo que en rigor era verdadero.
- Esas diferencias desataron una fuerte ofensiva del PS en apoyo a Urrejola y en contra de Dammert, que se tradujo en que diputados y senadores del PS se reunieron con la canciller después de la cumbre. A partir de entonces, sus relaciones con los socialistas no se arreglaron más. A eso hay que agregarle la molestia de sectores del Frente Amplio por su influencia junto a Boric.
- A estos factores, según sus cercanos, se sumaron fuertes divergencias de Dammert con el cambio de gabinete. Primero, la socióloga tenía una muy mala evaluación de los ministros que se fueron -en especial de Izkia Siches- y de otros que permanecieron en el gabinete, como es el caso de Giorgio Jackson, trasladado a Desarrollo Social, de la canciller Urrejola y de la ministra de Justicia, Marcelo Ríos.
- Su molestia fue potenciada -según las mismas fuentes- por el efímero nombramiento de Nicolás Cataldo (PC) en la subsecretaría del Interior. Dammert habría alertado de los tuits de Cataldo contra Carabineros y señalado que su designación era “impresentable”. Cuando Cataldo fue trasladado a la poderosa Subsecretaría de Desarrollo Regional, para compensar al PC, también se manifestó en contra.
- Pero los principales problemas fueron con el círculo de hierro de Boric, que lo acompaña desde sus días de dirigente estudiantil. Y en especial con el jefe de gabinete del Presidente, Matías Meza-Lopehandía.
Divergencias en el Segundo Piso. De acuerdo a lo que relató a sus cercanos, las diferencias con Meza-Lopehandía, quien estaba al tanto de la fallida visita de Siches a Temucuicui antes de que se concretara. A Meza-Lopehandía, especialista en temas indígenas, se le atribuía estar en contra de los estados de excepción y abogar por el indulto a los llamados “presos de la revuelta”, cuando esa iniciativa ya no tenía destino.
- “En el fondo lo que hay es que Dammert no pertenece al grupo histórico de los cercanos a Boric, ella no está entre quienes se reúnen en la casa del Presidente en momentos de celebraciones o fiestas”, dice un cercano a la socióloga.
- Los defensores de la ahora ex jefa del Segundo Piso señalan que esa situación se traducía también en diferencias políticas y de evaluación. Citan lo que ocurrió el día del plebiscito, el domingo 4, asegurando que el jefe de gabinete de Boric ordenó poner una tarima y parlantes en La Moneda para celebrar el triunfo del Apruebo, los cuales tuvieron que ser retirados apenas se conocieron los primeros resultados.
- Al contrario de Dammert, su sucesor en el Segundo Piso, Miguel Crispi (RD), sí pertenece al círculo histórico de Boric. Crispi acompañó a Siches en su fallido viaje a Temucuicui y, como ella, tuvo que ser sacado en vehículos blindados de Carabineros cuando la comitiva oficial de la entonces ministra sufrió una emboscada.